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Carlos García agradeció a Miguel Carasol y Ana Fe Royo-Villanova su implicación y participación en la Fiesta

El homenaje al conde Aznar en San Juan de la Peña, en la víspera del Primer Viernes de Mayo, es un acto “sencillo”, pero que siempre se ve “engrandecido” por la magnitud y el simbolismo que encierra el Real Monasterio de San Juan de la Peña, panteón de los primeros reyes aragoneses, como evocó el presidente de la Hermandad del Primer Viernes de Mayo, Carlos García.

La celebración de este año estuvo marcada por la despedida de Miguel Carasol como conde Aznar, un adiós compartido por su palafrenera Ana Fe Royo-Villanova. Ambos vivieron la jornada con sentida emoción, que resultó visible e inevitable en algunos momentos del homenaje. A pesar del frío, la mañana reunió a numerosos escuadristas y amantes de la Fiesta, que acudieron ataviados con sus trajes, dando así colorido y vistosidad a los actos. También estuvo el alcalde de Jaca, Carlos Serrano, acompañado de varios portavoces y concejales de la corporación municipal.

“Este homenaje que celebramos en este 2024 tiene un doble sentido. Por una parte, recordamos al conde que nos defendió de la invasión; y por otra, arropamos en este día tan especial para él a la persona que durante ocho años ha encarnado la figura de nuestro conde, siempre acompañado de su fiel palafrenera, fiel hasta para dejar el cargo juntos”, comentó García al comienzo de su intervención, dando las gracias a “Ana y Miguel” por su participación e implicación en la Fiesta.

Durante la ceremonia, el Cuarteto de Viento de la Escuela Pública Municipal de Música de Jaca, formado por Rafael Mayayo, Ana Aznárez, Ignacio Ciprés y Gustavo Bretos, interpretó varias obras del periodo renacentista y barroco. Iniciaron su repertorio con Canite tuba in adventun domini, de Francisco Guerrero (s. XVI), para continuar con la entrada Dios guarde vuestra alegría caballeros, de Johan Christoph Pezel (s. XVII), Bendito y por siempre alabado Señor, de Orlando Gibbons (s. XVI), Ave verum corpus, de William Byrd (s. XVI), Pavana y gallarda, de Claude Gervaise (s. XVI) y Rorate caelli, de Francisco Guerrero (s. XVI), con la que finalizaron al término de la ofrenda floral.

La secretaria de la Hermandad, Sheila Cantón, leyó un fragmento de la leyenda El rayo de luna de Gustavo Adolfo Bécquer, que habla de la vida monástica, el amor y las mujeres, elementos que forman también parte del Primer Viernes de Mayo, como indicó Carlos García, que tuvo palabras de recuerdo para Valentín Garcés, el delegado del cabildo de la Catedral de Jaca en la Fiesta, que no pudo acudir este año al homenaje al conde Aznar. En su lugar, lo hizo el vicario general de la diócesis, Fernando Jarne, que, antes de su intervención, trasladó a los asistentes el “saludo cordial” del propio Valentín Garcés.

Jarne, siguiendo las huellas del conde Aznar, dedicó su alocución a las personas que han marcado el ser y la vida del Monasterio de San Juan de la Peña: San Juan Bautista, “un hombre austero, un hombre de Dios, un hombre consecuente”; el eremita Juan de Atarés, que venía a este paraje a rezar en soledad; san Félix y san Voto, que, a punto de despeñarse, se salvaron milagrosamente de la muerte y encontraron debajo de la peña el cuerpo de Juan de Atarés; los monjes benedictinos, “que hicieron de este lugar su casa, su monasterio” y que son “herederos de esa vieja tradición de Juan Bautista, Juan de Atarés, Félix y Voto; y san Indalecio, discípulo del apóstol Santiago cuyos restos se custodiaron en el monasterio hasta su traslado a la Catedral de Jaca, donde reposan en una urna junto a las reliquias de santa Orosia, y de san Félix y san Voto.

Jarne recordó a las monjas benedictinas que estuvieron en Santa Cruz de la Serós hasta 1555, año en el que se mudaron al monasterio de la calle Mayor de Jaca, donde “mañana llegará el sonido del himno: Jaca libre sabe vivir a la sombra del monte Oroel”. Por último, se refirió a Nuestra Señora la Virgen de la Victoria, a la que los jacetanos pedirán un año más protección coincidiendo con el Primer Viernes de Mayo. “Que mañana se haga realidad lo que representa su imagen en la ermita”, deseó dirigiéndose a los asistentes al acto.

El homenaje finalizó con la ofrenda en el panteón de nobles, donde Miguel Carasol depositó un centro de flores en recuerdo al conde Aznar. Fue la última ocasión en hacerlo como representante de esta figura de la Fiesta, un momento que vivió con recogimiento y emoción, a la vez que sobrecogido por la música de Francisco Guerrero que invitaba a la reflexión y la contemplación.

Varias fotos del acto en homenaje al conde Aznar en el Real Monasterio de San Juan de la Peña. EL PIRINEO ARAGONÉS
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