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¡Cuántas facturas tenemos que pagar para que se enteren de que no somos una postal!

Señores y señoras. Mesaches y mesachas. Mozetes y mozés:

Vivimos en un territorio castigado por la emigración hacia las grandes ciudades. Nuestros hijos estudian para brincar lejos y no para quedarse aquí. En los años cincuenta, expropiaron montes y campos y tuvieron que cerrar pueblos. En los años sesenta, construyeron pantanos y cerraron valles. Después cerraron mataderos y serrerías.

Nos sangran en el recibo de la luz con el 20% de transporte cuando las centrales están en nuestros valles. Hemos llegado a pagar el agua más cara que en Almería, cuando tenemos que abastecer a las ciudades con nuestros ríos. Ahora no quieren abrir las estaciones de esquí y tendremos que cerrar negocios. Nos cierran los colegios por una nevadeta en Zaragoza, cuando aquí nos hemos criado con la nieve. Para la nevada de diciembre no se preocuparon si nuestros hijos pasaban frío.
¡Cuántas facturas tenemos que pagar para que se enteren de que no somos una postal!
Nos prometieron saldar la deuda histórica, redactar una Ley de la Montaña, que si las eléctricas iban a compensar tantos años de explotación. Nada mocés, ¡una ruina!
Vivimos en un territorio frágil, que depende del turismo y de la segunda residencia. Los labradores y ganaderos malviven con una subvención europea que no calibra sus patrimonios. Nuestras materias primas: el agua, la nieve, la luz, la madera y la carne no las podemos gestionar, y la riqueza que generan viaja hacia otras tierras. Y para forrobota… nos invitan a café para todos. ¡Pues no!
Si aquí arriba, en la Montaña, hemos demostrado y aprendido a convivir con la pandemia, no es justo que nos recorten los horarios, pues queremos trabajar y defender los puestos de trabajo. Las ayudas que hemos recibido no son suficientes para mantener las puertas abiertas.
Ciudadanos diputados provinciales, os pedimos que nos representéis de verdad, que trasladéis la realidad de esta tierra; defender nuestra identidad. Decirles que aquí también sabemos cantar jotas de raza; pero, sobre todo, sabemos trucar os palotiaus.
Somos hijos de una cultura ancestral, que el progreso ha dejado moribunda, que no nos acaben de enterrar, y si de verdad nos gobiernan, que nos ayuden, pues, aunque somos una minoría, nosotros, los 35.000 montañeses, tenemos un solo grito: ¡En el Pirineo queremos vivir!

Firmado: FRAN PONCE

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