“En nuestro entorno, sin embargo, no se nos invita, habitualmente, a pensar ni a conversar acerca de para qué sirve lo que hacemos porque podría no gustarnos la respuesta, porque tendríamos que replantearnos nuestras aspiraciones, y porque éstas quizás resultarían antisistema”
Tanto la carrera física como la reflexión intelectualexigen aprendizaje y práctica. Para correr es preciso calentar, estirar, regular la respiración, mover el cuerpo acompasadamente…, y practicar todo ello con un esfuerzo correctamente dosificado. Para pensar necesitamos formarnos, cuestionarnos lo que parece obvio, imaginar mundos alternativos, descubrir los argumentos falaces…, y desarrollar un criterio propio enriquecido y matizado mediante el diálogo con personas de diferentes puntos de vista.
En nuestro entorno, sin embargo, no se nos invita, habitualmente, a pensar ni a conversar acerca de para qué sirve lo que hacemos porque podría no gustarnos la respuesta, porque tendríamos que replantearnos nuestras aspiraciones, y porque éstas quizás resultarían antisistema. ¿Es preferible que tratemos de adaptarnos a las estructuras vigentes de la sociedad sin preguntarnos si queremos que siga siendo la que es? Si no pensamos ni hablamos sobre el modelo social vigente, no nos daremos a entender y el mundo seguirá como está.
En esa línea, quienes proyectan los sistemas educativos llevan mucho tiempo preocupándose por la ‘felicidad’ del alumnado en el mundo que le ha tocado vivir y quieren que aprenda todo lo necesario para prosperar. Por ello, cada nueva legislación contempla más horas de diferentes tecnologías y de las materias precisas para poder entenderlas y desarrollarlas de tal modo que proporcionen un mayor crecimiento económico.
En contraposición, nadie explica ni pregunta qué tipo de personas y de sociedad lograremos con esos medios tan ‘imprescindibles’, porque todo lo que permite pensar, repensar y discutir los objetivos, individuales y sociales ‘con otros ojos’ se considera innecesario o peligroso. Es, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo en un mundo complejo que se nos muestra como inabarcable e incontrolable, y, en el peor, una actividad que podría llevarnos más allá de esos conocimientos técnicos que nos hacen creernos sabios y convertirnos, por ello, en individuos tan orgullosos como fácilmente manipulables.
Por otro lado, es fácil comprobar, la vigencia del ‘pan y circo’ romanos. Sus sustitutos actuales y nuestra indiferencia consiguen, como entonces, que quienes realmente tienen el poder logren que nuestros gobernantes nos callen haciéndonos entender y aceptar el mundo de acuerdo con los criterios de nuestros dominadores.
Si para correr se necesita ‘hacer músculo’, pensar exige, por lo dicho anteriormente, no solo un espíritucrítico frente al mundo sino además autocrítico, porque nadie nos manejaría si no se lo permitiéramos, si, realmente, nos atreviéramos a imaginar quiénes queremos ser, en qué sociedad queremos vivir y qué valores pretendemos potenciar.