“Ver nevar es un marco mágico, es algo más que un entorno literario y la belleza que contemplas te suscita emociones artísticas que te incitan a plasmar, a rellenar cantidad de páginas dando rienda suelta a pensamientos y sentimientos íntimos y de recogimiento”
Porche de la plaza de la Catedral de Jaca en la tarde-noche del pasado 18 de enero. EL PIRINEO ARAGONÉS
La nieve cae copiosa, tranquila, plácida, sugerente y provoca en el ambiente un silencio que lo mejor es no hablar por temor a romperlo. Aun sin ver nevar, lo sientes, silencio provocado curiosamente, por la forma de los copos que generalmente son hexagonales, pero que su geometría puede variar de un triángulo a un dodecágono. El ambiente creado es envolvente, te invita a la abstracción, a la contemplación y por supuesto a la introspección y recogimiento. Te encierras en tus recuerdos y sin querer viajas hasta la niñez rememorando con nostalgia los bolazos de nieve con los amigos, cómo los mayores iban a cazar presas siguiendo sus huellas, el cuidado que había que tener con los carámbanos que apuntaban como puñales, transparentes, amenazantes, trasladarse por caminos abiertos con espesores muy altos a los lados. Y también ves cómo la nieve es una auténtica metáfora de la vida, la nieve recién caída simbolizando la niñez, el asentamiento de ese gran manto la juventud y el deshielo representando la vejez. Y volvemos de nuevo a aquellos versos de Jorge Manrique: “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir…”. Me vienen también la memoria cantidad de relatos literarios en los que sus autores espolvorean a sus personajes, sus historias, sus cuadros narrativos con copiosas nevadas. La montaña mágica de Thomas Mann, El príncipe feliz de Oscar Wilde, Colmillo Blanco de Jack London. También Hans Christian Andersen recurre a la nieve y al crudo invierno como estampa cruel en alguna de sus historias, la vendedora de cerillas… En fin, y tantos otros, innumerables, diría yo. Pero nevar, ver nevar es un marco mágico, es algo más que un entorno literario y la belleza que contemplas te suscita emociones artísticas que te incitan a plasmar, a rellenar cantidad de páginas dando rienda suelta a pensamientos y sentimientos íntimos y de recogimiento.