La última salida organizada por la Asociación Jacetania’s Classic Cars en 2022 reunió a 45 coches y 95 socios
De las actividades que organiza la Asociación Jacetania’s Classic Cars, las Pistonadas Fin de Año es una de las más vistosas, participativas por parte de los socios y concurridas por el público. Cada 31 de diciembre, las calles de Jaca se convierten en un escaparate en el que se exhiben con orgullo y satisfacción un buen plantel de vehículos que un día formaron parte de nuestra vida cotidiana y que transitaron y ocuparon estos mismos espacios de la ciudad. Son los clásicos, coches de diferentes edades, categoría y prestaciones, pero que ahora comparten una misma condición: el ser piezas raras, objetos de deseo para muchos coleccionistas y un tesoro que no tiene precio para sus propietarios, que se desviven durante todo el año con el propósito de que estén en perfecto estado de revista para cuando la ocasión lo requiere, como era el caso. Conducir e ir dentro de uno de estos vehículos un día como el de fin de año es también una aventura, porque los viandantes se detienen a su paso, saludan con efusividad y no dudan en mostrar toda su alegría porque, por unos instantes, sienten que han recuperado una parte de un pasado que ya tenían olvidado o que había quedado desdibujado por el discurrir del tiempo. Para los más jóvenes supone un descubrimiento, una experiencia inolvidable y única la de sentir con sus propios ojos la belleza y elegancia de unas máquinas que, aunque no sean las más cómodas ni tampoco tengan incorporadas las últimas tecnologías, siempre deleitan y fascinan.
Las Pistonadas de este año han sido de las más concurridas que se recuerdan, con la participación de 40 coches y 95 socios. Todos los coches portaban la placa conmemorativa que el Jacetania’s Classic Cars, constituido oficialmente como asociación en fechas recientes, ha diseñado para este encuentro. El número 1 estaba reservado para el Renault Dauphine que fue propiedad de Jesús Mazuque y que, tras recalar en diferentes colecciones particulares, en 2022 fue comprado por José Lalana, volviendo de nuevo a su lugar de origen. Fue una de las grandes adquisiciones de la asociación en este último año y una de las más celebradas debido a la historia que atesora este vehículo, su estado de conservación y el hecho de estar matriculado en la provincia de Huesca. Además del Dauphine, tampoco faltaron los clásicos ya habituales: los populares Seat 600, 124, 127, 1430 y 1500, los Wolskwagen Golf GTI y Escarabajo, los Citroën 2CV, los Renault 5 y 7; y los más exclusivos, peculiares ya en su época: Jaguar XJS, BMW 318, Renault Alpine, Porsche 944, Mercedes 250 SL, Mini Cooper 1275 y 850, Peugeot Rally, Rover, Audi Quattro y hasta un Citroën Tracción 11, que se fabricó entre 1934 y 1957, además de una amplia gama de todoterrenos.
Todos ellos quedaron a la vista y pudieron admirarse y contemplarse de cerca en la calle Mayor coincidiendo con la hora del vermú, en una de las fechas más concurridas del año, la Nochevieja. Como otras veces, numerosas personas se interesaron por los modelos y su historia y no dudaron en fotografiarse y montarse en alguna de estas reliquias. Un año más, las Pistonadas fueron un éxito, una fiesta para los amantes del motor que concluyó con una animada comida de hermandad en la que, cómo no, los coches fueron el principal motivo de conversación.