Cerca de treinta mascotas participaron en la bendición que tuvo lugar en la lonja mayor de la catedral
Una niña lleva en brazos un conejo para recibir la protección de san Antón. EL PIRINEO ARAGONÉS
La festividad de san Antón ha resultado más concurrida que otros años. Al ser domingo y acompañar el tiempo, con sol y una temperatura agradable, la lonja mayor de la catedral de Jaca ha reunido a un buen número de personas –muchas familias con hijos y nietos–, que han acudido acompañadas de sus mascotas. Respetando las medidas de distanciamiento, el párroco Miguel Domec ha bendecido los animales, dándoles la protección del Santo, asistido por los hermanos de la Hermandad de la Oración de Jesús en el Huerto. Como en otras ocasiones, los perros han sido mayoría entre la treintena de animales presentes, entre los que también se han dejado ver un gato y un conejo, ambos en brazos de sus dueños más pequeños. Sorprendidos unos al recibir el agua bendita, otros extrañados por el lugar, y otros animados con sus ladridos y ganas de conocer a nuevos ‘amigos’, ha sido un acto simpático y colorista, que ha finalizado sin la torta y el vino con los que la Hermandad tradicionalmente obsequia a todos los asistentes. Este año, debido a la pandemia, lo aconsejable era no hacerlo, para evitar, en la medida de lo posible, concentración de personas y no dilatar el tiempo de estancia.
La bendición de la festividad de san Antón (san Antonio Abad) ha estado históricamente vinculada a la protección de los animales que se utilizaban en las labores del campo: caballos, asnos, bueyes… pero actualmente está más asociada a las mascotas domésticas. Es una celebración religiosa muy extendida por los pueblos y ciudades de España que normalmente tiene lugar en la puerta de entrada a las iglesias y que en muchos casos está acompañada de la imagen del santo, que se representa ataviado con un hábito de monje, portando un cayado de pastor y rodeado de animales.
