“No caigamos en la loca huida hacia delante siguiendo con modelos de desarrollo caducos. El batacazo será mucho más fuerte cuanto más tardemos en realizar las adaptaciones económicas y sociales necesarias al nuevo contexto climático”
Vista de Astún desde Candanchú, las dos estaciones por las que comenzaría el proyecto de unión. MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ
Desde la Asociación Profesional Aragonesa de Turismo Ornitológico y Ecoturismo (APATOE), entidad que agrupa a profesionales especializados en turismo de naturaleza y ecoturismo, queremos expresar nuestra más absoluta incredulidad y sorpresa ante las noticias publicadas en los medios comunicación en relación a la ampliación de las infraestructuras de transporte por cable asociadas al mundo del esquí; avaladas por el Gobierno de Aragón (concediéndoles la máxima puntuación posible en los proyectos presentados) para de esa manera poder conseguir la financiación europea en la convocatoria extraordinaria de desarrollo de turismo sostenible, lanzada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
En la semana en la que los líderes mundiales debatían sobre la incertidumbre climática que la comunidad científica internacional avala con relación al calentamiento global y sus consecuencias en el clima que conocemos, el Gobierno de Aragón y su departamento de Industria nos sorprendían con la noticia de querer perpetuar un modelo de desarrollo en las áreas de montaña que ya ha llegado a su fin.
Mientras los países del arco alpino buscan alternativas al modelo turístico basado en la dependencia de la nieve, el departamento de Industria del Gobierno de Aragón decide que esta es la opción estratégica para el desarrollo de nuestro territorio; y no solo eso, sino que lo bendice y vende con la etiqueta de sostenible.
Estas actuaciones cortoplacistas parecen destinadas a exprimir la vaca mientras todavía dé leche, reflejando una nula proyección de futuro. Es una realidad contrastada que la innivación se ha reducido en los Pirineos en los últimos años, así como los días de apertura de las estaciones de esquí; tal y como reflejan estudios realizados por el Instituto Pirenaico de Ecología a través del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático. Con un modelo energético en transición, y con una más que probable redistribución de los ciclos de lluvias y su relación con la disponibilidad de agua, confiar la generación de nieve a los medios artificiales parece una apuesta poco inteligente e insostenible.
Confiamos en que desde la Unión Europea se frene este desatino al que no le vemos ni pies ni cabeza.
Nos encontramos en un momento estratégico en el que es necesario reorientar nuestros modelos de producción en las áreas rurales, fomentando la economía de km 0 y la producción energética a pequeña escala para el autoconsumo; y apostando por el ecoturismo y la puesta en valor de todo aquello que nos diferencia, incluyendo allí nuestra rica biodiversidad o nuestros singulares paisajes. No caigamos en la loca huida hacia delante siguiendo con modelos de desarrollo caducos. El batacazo será mucho más fuerte cuanto más tardemos en realizar las adaptaciones económicas y sociales necesarias al nuevo contexto climático.
La pandemia y los confinamientos provinciales nos han mostrado lo excesivamente vulnerables que son ciertas zonas de nuestro territorio al hacerse excesivamente dependientes del sector turístico. Los nuevos proyectos de desarrollo económico deberían paliar esa dependencia, apostando por la diversificación económica y no dejando todo el peso económico en el sector servicios, y en especial en el del turismo de nieve. Sería una auténtica pena levantar unas infraestructuras como estas, con el coste económico que eso supone y destruyendo parajes de gran interés (paisajístico, ecológico…), que con suerte dejarán de ser utilizables en un par o tres décadas. Seguiríamos, en ese caso, haciendo bueno el modelo de usar y tirar.
Es por todo lo anteriormente expuesto que no podemos apoyar esta estrategia de desarrollo turístico que consideramos tiene una fecha de caducidad próxima.