Muchas cosas han cambiado en los últimos años en el periodismo de los llamados medios tradicionales. Una de estas es la manera de transmitir la información meteorológica. Lejos queda la época de los mapas mudos ilustrados con curvas de isobaras, flechas de vientos y con la B de borrasca o la A de anticiclón, elementos gráficos con los que hace unas décadas había que ingeniárselas para saber el tiempo que venía. Tan lejos como los llamados “hombres del tiempo” (nunca mujeres, por cierto) que en los telediarios se limitaban a decir si se debía preparar la bufanda, la sombrilla o el paraguas.








