El equilibrio en la violencia constituye un logro únicamente alcanzable en el deporte y en uno de ellos más que en todos los demás. Me refiero al hockey sobre hielo, el más espectacular, el más violento, el más equilibrado, el más hermoso de los juegos humanos, imitando y simbolizando en su afán de ponernos la semilla de la lucha que llevamos en nosotros, condición esencial de vida. Sin embargo, en el deporte, es fuerza e inteligencia a la vez; violencia, sí, pero calculada, domeñada, estéticamente conseguida a través de un perfecto control de los músculos y reflejos, después de años de entrenamientos.
