En esta tribuna, la autora del artículo denuncia la creciente dificultad de acceso a los pequeños pueblos como Triste, debido a la supresión de servicios de transporte como el taxi rural o el tren Canfranero, sustituido temporalmente por un autobús que, en ocasiones, no cumple con el trayecto contratado, obligando a los viajeros a buscar alternativas por su cuenta. A pesar de las reclamaciones, la sensación de abandono persiste, lo que refleja una realidad que va más allá del transporte y afecta también a la sanidad, la educación y los servicios básicos en el medio rural. La autora cuestiona así el verdadero compromiso político con la España despoblada.
