La velocidad de la tecnología ha dejado a los Estados atrás, atrapados en marcos legales propios del siglo pasado. Mientras el poder se escribe en código, la soberanía se disuelve entre algoritmos.

La velocidad de la tecnología ha dejado a los Estados atrás, atrapados en marcos legales propios del siglo pasado. Mientras el poder se escribe en código, la soberanía se disuelve entre algoritmos.
Las grandes tecnológicas están desafiando las estructuras tradicionales del poder, al asumir el control de infraestructuras clave como la energía, los datos o la IA. Con ello, están redefiniendo el concepto de soberanía nacional y transformando la esencia misma del Estado moderno.
La automatización puede ofrecer rapidez y ahorro, pero al ignorar el valor esencial de la empatía humana corremos el riesgo de perder calidad, conexión emocional y compromiso ético.
Cada vez más personas, especialmente entre los más jóvenes, creen que la IA tiene la verdad absoluta; sin embargo, confiar ciegamente en una herramienta que solo replica lo aprendido plantea un dilema: ¿estamos sustituyendo el pensamiento crítico por una nueva forma de fe tecnológica?
Mientras la IA avanza a un ritmo vertiginoso, su democratización se queda en la superficie. El verdadero desafío no es acceder a la tecnología, sino decidir cómo la usamos, quién la controla y a quién beneficia.
Mientras la IA avanza imparable, la educación sigue anclada en modelos propios del siglo XX. Mientras los gobiernos discuten currículos desfasados, los estudiantes quedan atrapados en un sistema que premia la obediencia sobre la creatividad y la adaptabilidad.
La corrupción ya no necesita esconderse: se exhibe y se justifica. En un mundo que normaliza el abuso de poder, incluso una novela juvenil puede servir como espejo. Porque el verdadero peligro no está en la tecnología que avanza, sino en los viejos vicios que se cuelan en cada nuevo sistema.
Un robot controlado por IA ha completado por primera vez un proceso íntegro de fecundación asistida sin intervención humana directa. El resultado: un bebé nacido en Guadalajara (México) que marca un hito en la historia de la medicina reproductiva.
La irrupción de la IA en el sector legal no es una promesa futura, sino una realidad que está redefiniendo el asesoramiento y la gestión de los casos. Adaptarse a este cambio no es una opción, sino una necesidad para quien quiera seguir siendo competitivo.
En un contexto donde los incendios forestales se han vuelto más frecuentes e incontrolables, la IA se convierte en una aliada inesperada. Con el lanzamiento de Firesat, Google apuesta por una vigilancia inteligente desde el espacio, capaz de detectar focos de calor antes de que se conviertan en tragedia.