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Cecilia Ramón encarnó a la condesa Doña Sancha, la voz que desde el pasado reclama futuro para el monasterio

Tras el aguacero caído en Jaca en la tarde de este viernes, casi doscientas personas se concentraron ante la casa consistorial, para reclamar la protección del monasterio de las Benedictinas como Bien de Interés Cultural (BIC). En el centro del acto, la condesa Doña Sancha —encarnada por Cecilia Ramón en una intervención teatralizada— se dirigió a los asistentes caracterizada con atuendo medieval para denunciar con ironía, lucidez y sentido histórico el riesgo de pérdida que afecta al conjunto monástico y sus bienes. La lectura del manifiesto fue muy aplaudida por el público, entre el que se encontraban numerosos ciudadanos activos en la vida cultural de Jaca y comprometidos con la defensa del patrimonio.

La intervención de Cecilia Ramón dio forma a la segunda aparición pública del movimiento ciudadano que impulsa esta causa, articulado en torno a la carta abierta de Doña Sancha que ha superado las 800 firmas de apoyo. El manifiesto leído —que se reproduce íntegramente a continuación— pone voz a las dudas, preocupaciones y propuestas que el colectivo viene expresando desde hace semanas en defensa del uso público, cultural y espiritual de un lugar que forma parte del alma de la ciudad.

Tras la lectura, María Pilar Bonet agradeció la presencia del público y el respaldo recibido, subrayando que los textos difundidos son fruto de un trabajo realizado por personas que, de forma espontánea y generosa, han sumado ideas y diferentes propuestas y enfoques. Reivindicó el valor de lo colectivo y la necesidad de unir fuerzas para preservar el patrimonio común, con el objetivo inmediato de garantizar un futuro digno para el monasterio y su legado.

A continuación, se reproduce íntegramente el manifiesto leído durante la concentración.

Imágenes de la intervención de Cecilia Ramón y del público asistente a la concentración. EL PIRINEO ARAGONÉS

Queridos ciudadanos:

Os confieso que estoy demasiado ansiosa. ¡Mira que denunciar y conseguir que se cierre mi comunicación con vosotros! ¡Las condesas ya no somos lo que fuimos! En fin, que no he podido aguantar más y, burlando a mi ‘vigilante’, me he escapado y os he convocado por varias razones, que os voy a ir leyendo porque ya estoy mayor y se me olvidan muchas cosas.

El primero y más importante de esos motivos es daros las gracias. Estaba muy enfadada al comprobar vuestra pasividad ante el hecho de que mi monasterio fuera a perderse, pero la reacción a mi carta, mostrando claramente vuestra libre voluntad de proteger el convento benedictino de vuestra ciudad, me ha reconfortado muchísimo y me ha dado nuevas fuerzas.

En segundo lugar, quiero expresar mi solidaridad con mis hermanas, las mujeres que tuvieron que marcharse, y, en especial, con la madre abadesa.

Todos sabemos lo triste que es tener que salir de la propia casa para ir a otra residencia, sobre todo si ya eres mayor y estás enferma. Las Madres Benedictinas habían vivido y trabajado en y por nuestra ciudad y sus servicios no fueron suficientemente reconocidos.

Pero la situación de la madre abadesa fue especialmente dura. Cuántas veces venía a verme y me contaba sus angustias. Pero ella tenía que pediros, a cuantos intuíais que algo no iba bien, que no tuvierais miedo, que fuerais pacientes, que todo se arreglaría. Quizás es lo que se le había ordenado que dijera y todos sabemos que el de obediencia es uno de sus votos. ¡Qué difícil debió resultarle! Sobre todo, cuando trataba con buenos amigos. ¡Ay! la obediencia, no creo yo que realmente sea una virtud.

El tercer motivo es que quiero compartir con vosotros algunas de mis dudas y secretillos. Tranquilos, no son grandes misterios de los que quisieran conocer los historiadores del presente y del futuro, porque esos deben mantenerse como tales para que yo siga siendo fiel a quien me los comunicó. De lo que quiero hablaros es de los secretos que no entiendo, pero que me provocan grandes dudas y gran decepción. Parece raro, ya lo sé, pero enseguida me entenderéis.

Primera duda: ¿Por qué fracasaron los intentos de que vinieran aquí monjas de otros conventos? A mí me encantó conocer a las abadesas de Alzuza y Estella y a ellas este monasterio también les gustó. Además, las relaciones entre los tres conventos habían sido muy buenas desde hacía siglos. Algo muy extraño, que yo desconozco y seguramente vosotros también, debió pasar para que finalmente no vinieran.

En este punto, ¿qué tal si investigamos el valor de venta de sus monasterios y lo comparamos con el del nuestro? Seguramente descubriremos enseguida cual es más rentable para vender y, por tanto, a quienes interesaba más desplazar. Pero, insisto, es solo una suposición, algo de lo que, en realidad, no tengo conocimiento. Pero es probable, ¿verdad?

Segunda duda: ¿Por qué se fueron las monjas? La ciudad de Jaca siempre se esforzó para que las Benitas pudieran vivir con dignidad. Desde mi sarcófago oí, por ejemplo, que el Ayuntamiento cambió la categoría de sus terrenos en el patio de recreo del antiguo colegio para que allí pudieran construir una residencia que posteriormente les produjo importantes beneficios.

Se nos ha dicho que se marcharon a causa de su pequeño número, de su edad y de sus enfermedades, y que, tras fracasar los mencionados intentos de acoger a otras comunidades de los que ya os he hablado, se les buscó un lugar mejor para vivir. La verdad es que, aunque yo no soy experta en el tema, se me ocurren soluciones alternativas bastante más cómodas y sencillas.

Sospecho, y vosotros juzgaréis si mi sospecha es sensata, que, así como antes se vendían las tierras con los siervos incluidos, ahora somos mucho más empáticos y, dado que un monasterio nunca se vendería con las monjas dentro, se las ‘invitó’ a salir antes con toda delicadeza, cariño e incluso cierta pompa. De este modo, queda ahora el edificio libre para la venta. Es solo una sospecha, pero ¿a qué es convincente?

Tercera duda: ¿Por qué mi ‘celador’ no pudo o no quiso recibir a los técnicos de la DGA? Estos solicitaron venir y revisar lo que hay en el edificio en dos ocasiones, pero él no pudo o no quiso recibirlos.

No entiendo semejante ninguneo a los funcionarios públicos en el desempeño de su trabajo. La DGA conoce parte de un incipiente inventario, pero no con precisión y yo puedo asegurar que dentro de las paredes que me cobijan existe un tesoro patrimonial impresionante.

Además, un monasterio debe ser constantemente un espacio de acogida y hospitalidad y las monjas siempre han brindado una excelente bienvenida a los invitados en general. De hecho, en el caso de la visita de los “oficiales del Reino”, tanto mis dos familias, la real y la monástica, como yo misma siempre cumplimos con nuestra obligación. ¿Por qué no ahora? ¿Se puede aceptar este desplante?

El caso es que, por H o por B, en la DGA no saben con precisión lo que había y lo que queda en el Monasterio. ¿Os hacéis cargo de lo que eso implica?

Cuarta duda: ¿Es normal que una solicitud presentada en la DGA y de la que se tiene registro de entrada se traspapele? Me surgió esa duda cuando la Asociación Sancho Ramírez obtuvo dicha respuesta. Pedían que el monasterio fuera declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y, ya que una parte del patrimonio se construyó con las donaciones de mi familia y de los vecinos de Jaca y la Jacetania, sería muy lógico que la ciudadanía pudiera disfrutarlo.

Ahora bien, que este recinto se declare BIC implica que, desde que se inicia el expediente hasta que se resuelve pueden pasar años y que, mientras tanto, el conjunto preservado no se puede vender. Esto debió enfadar mucho a alguien que, en el mismo momento en que yo me enteré de dicha petición, le dio un buen puntapié a mi sarcófago y, a juzgar por el alarido que profirió, igual se rompió algún dedo del pie.

¡Pero esta historia está llena de sorpresas! Cuando unos días más tarde, un miembro de la Asociación Sancho Ramírez preguntó por el avance del procedimiento para declarar BIC al monasterio, el jefe del servicio correspondiente respondió que ese expediente no estaba allí. Es muy raro, ¿verdad?, ¿qué creéis vosotros que pasó? Yo no lo sé, pero sí sé que el 4 de junio se publicó mi carta y el 6 se firmó la suspensión de cualquier obra o actividad durante dos meses, para poder decidir si se inicia, o no, el expediente para declarar BIC este Monasterio. ¡Ahí lo dejo!

Quinta duda: ¿Cómo se gestiona ahora este convento? Algunos días, desde dentro de mi sarcófago, oigo llegar coches a la plazuela de las monjas y trajín por el claustro. Pero, al igual que os pasa a vosotros, yo tampoco puedo ver quiénes son las personas que aparecen por allí.

¿Quién maneja ahora el patrimonio que mis hermanas benedictinas han custodiado con mimo y devoción durante siglos? ¿Y con qué autoridad?

Sexta duda: ¿Por qué no hay comunicación clara y directa entre la DGA, nuestro Ayuntamiento o nuestras asociaciones con la Presidenta de Oviedo? Hasta donde yo sé, y ojalá esté equivocada, nadie de la DGA, de nuestro Ayuntamiento o de nuestras asociaciones se ha puesto en contacto con la abadesa del monasterio de San Pelayo de Oviedo, que es, a la vez, la Presidenta de la Congregación de todas las benedictinas de España. Dicha comunicación tampoco parece haber sido buscada en sentido contrario.

Supongo que dicha Presidenta debe tener una determinada percepción (quizás muy economicista) de la situación. Sin embargo, es obvio que hay otros criterios o puntos de vista, los vuestros, que, a mi juicio, son también muy interesantes y que quizás ella no conozca.

Hay que tener en cuenta, asimismo, que las “Pelayas” son a Oviedo y Asturias lo que las“Benitas” son para Jaca y Aragón. Siendo esto así, ¿por qué no han intentado hablar los jacetanos y amigos del monasterio con dicha Presidenta? ¿Por qué no escucha ésta vuestra inquietud y vuestras propuestas para la casa de mis hermanas?

Si lo hiciera, sabría que queréis una fundación o un consorcio, en el que deberían estar representadas las instituciones públicas, la Iglesia y la ciudadanía. Allí todos tienen que escuchar y ser escuchados: Jaca, la Jacetania, Aragón y los pueblos que siempre estuvieron vinculados a las monjas, especialmente Santa Cruz de la Serós, de cuyos deseos todavía queda mucho por saber.

¡Cómo me gustaría que se creara una institución en la que resonara la antigua vida del monasterio que yo oía desde mi sarcófago! Recuerdo las palabras del juramento de los cargos de Jaca, que me llegaban desde la cripta, los cantos que las monjas entonaron durante siglos en el coro, las risas de las niñas en el claustro, los secretos que las internas se contaban en las habitaciones y los pasos lentos de las huéspedes que huían del calor de Zaragoza para refugiarse en esta casa.

Séptima duda: ¿Por qué se fue la abadesa dejando suspendido un proyecto que ella misma encargó? Hace más de dos años la madre abadesa de Jaca encargó a uno de nuestros conciudadanos que buscase investigadores de alto nivel y coordinase un estudio sobre la historia y la realidad de su monasterio a fin de escribir un libro con todo ello. Éste trabajó con enorme solicitud y e interés en la tarea, se puso en contacto con los mejores especialistas del tema en España y Europa, superó las dificultades que mi ‘guardián’ le puso para acceder a las fuentes y, cuando el libro ya estaba casi para imprimir, se reunieron todos los autores en Jaca a fin de culminar el trabajo y se entrevistaron con nuestra abadesa. Quince días después ella misma, junto con sus hermanas, se fueron de Jaca sin dar explicaciones y dejando este tema en manos de la Presidenta de Oviedo. No entiendo este comportamiento, sobre todo porque no cuadra en absoluto con el talante que ella mostró durante toda su vida.

Octava duda: ¿Qué precio se le ha puesto al monasterio? Desde luego que yo no lo compraré, pero, a pesar de que, de un modo o de otro, me llegan diferentes noticias, no he logrado enterarme ni de lo que se pide por su compra ni del uso que posteriormente se le querría dar. Entiendo que, si su precio fuera simbólico, como en el caso de las Anas o de los Capuchinos, aún se podría discutir, pero, ¡ojalá me equivoque!, me temo que de simbólico debe tener poco.

La verdad es que me quedan como otras diez ‘dudas” similares, pero no quiero aburriros más. Solo debo confesaros que estoy muy desencantada, pero que, como soy consciente de que mi desengaño se fundamenta en suposiciones que podrían ser incorrectas, deseo vivamente que, cuanto antes, las personas o las instituciones implicadas me demuestren que estoy equivocada.

En su día aconsejé y guié a obispos y reyes. Hoy compruebo que Jesús tendría mucho trabajo expulsando a los mercaderes del templo porque, ‘en la Iglesia de los pobres’, los intereses económicos son, a veces, más determinantes que la ‘voluntad de la ciudadanía’. Temo, además, que todo esto haga mucho daño a la institución eclesial, porque la gente puede reaccionar negativamente.

Os aconsejo, sin embargo, que no perdáis la esperanza, que os unáis y seáis inteligentes. No olvidéis que puede que Musk sea muy listo y que puntualmente lidere el mundo, pero, a la larga, son los Einstein, Parks, Arendt o Byung-Chul Han, quienes lo orientan, sobre todo si los escuchamos y actuamos en consecuencia.

Quiero terminar diciéndoos que las ciudades reflejan a quienes las crearon, las conservaron y las desarrollaron y, por ello, os deseo mucho éxito en la tarea de levantar, codo con codo, una ciudad en la que, a la sombra de Oroel, vivan ciudadanos libres, valientes y hermanados.

Y ahora os dejo. La vida es hoy muy compleja y agotadora. Mi tiempo ya pasó y yo me vuelvo a ‘dormir’. Portaos bien y dejadme ya reposar tranquila.

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