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La quinta de 1965 celebró su 60.º aniversario en un reencuentro cargado de recuerdos y emociones

Fotografía de los participantes en la celebración de los 60 años de la quinta de 1965. DIEGO FERNÁNDEZ

Los nacidos en Jaca en 1965 vivieron el pasado sábado 7 de junio una jornada inolvidable. Con motivo de su 60.º aniversario, la llamada “quinta del 65” se reunió para compartir emociones, recuerdos, guiños al pasado y una celebración que dejó huella.

El reencuentro comenzó a las 10:30 de la mañana en el Museo Diocesano de Jaca, donde su directora, Belén Luque, preparó una visita muy especial. El recorrido culminó con una gran sorpresa: la aparición del actor Toño L’Hotellerie —compañero de quinta— en el claustro catedralicio, interpretando el monólogo Bernard, el cantero de la catedral, una propuesta, perfecta para dar inicio a un día tan especial.

Tras la visita, el grupo revivió los espacios escolares que marcaron su infancia. Santa Ana, San Juan de la Peña y el Domingo Miral abrieron sus puertas a los antiguos alumnos, ahora adultos con décadas de vida a cuestas, pero con la misma mirada curiosa de aquellos días. Un viaje al pasado en carne viva.

Una foto, un himno, un nudo en la garganta

El grupo volvió a reunirse en las escalinatas del Paseo. Allí, Diego Fernández tomó una fotografía de grupo con los 92 asistentes. Fue entonces cuando, de forma espontánea, se entonó el himno del Primer Viernes de Mayo, uno de los momentos más conmovedores del día. Aquella canción común volvió a unirlos, esta vez desde la emoción madura del reencuentro.

La comida tuvo lugar en los salones del Gran Hotel. Bajo los acordes de la mítica sintonía de Sorpresa, sorpresa, comenzó una sobremesa mágica, conducida por Natalia Borraz y el propio Toño L’Hotellerie. “Esta tarde vamos a volver al kiosco de Manolita, al Carrito, a La Casita, a jugar en Las Vegas y en Mabelvi, a bailar en el Slalon, en Ciros, en el Astoria o el Oroel”, dijo Toño. Y con ello abrió la puerta a los recuerdos comunes y muchas veces compartidos por los asistentes: tardes en las escaleras del paseo, amistades forjadas en las plazas, ilusiones primeras que siguen vivas…

“Más de cuarenta años después, en esas mismas escaleras nos hemos buscado con la mirada, nos hemos reconocido. Con abrazos largos, auténticos y muy sentidos. Era como un enorme enjambre en el que, vencida la timidez inicial, todos queríamos estar con todos, hablar con todos, saber de todos. Todos cabíamos, en un ambiente de fraternidad, nostalgia y cariño”, explicó L´Hotellerie.

Visitando el Museo Diocesano de Jaca. DIEGO FERNÁNDEZ

Profesores, ausencias y evocaciones

Otro de los momentos más emocionantes de la jornada fue el saludo, a través de pantalla, de una veintena de antiguos profesores, entre ellos Marisa Bailo o don Marino Sevilla. También se rindió homenaje a docentes ya fallecidos como Ángela Abós, a través de un pase fotográfico que despertó muchas emociones.

La celebración incluyó un repaso sentimental por la Jaca de los años setenta: tiendas, bares, anécdotas que solo permanecen en la memoria colectiva. También se evocó el año 1965: una gran nevada abrió el calendario, se produjo la visita del ministro Manuel Fraga Iribarne, comenzaron a sonar los nombres de Astún y Formigal como futuras estaciones de esquí y se debatió incluso el sentido histórico de la fiesta del Primer Viernes de Mayo. Pero, sin duda, la gran noticia del año fue la aparición de Concha “La Campanera” en el programa de TVE Reina por un día, considerado el primer reality de la televisión española.

Toda esta reconstrucción fue posible gracias a la colaboración de José Ventura Chavarría, director de El Pirineo Aragonés y también miembro de la quinta del 65, que puso a disposición del evento los archivos del histórico semanario jacetano.

Como broche visual, se proyectaron imágenes inéditas de los años sesenta y setenta, propiedad de la familia Ara-Marraco, nunca antes vistas en público. Gracias a ellas se revivió la última ofrenda del templete de Santa Orosia, desfiles de los primeros Festivales Folclóricos de los Pirineos y muchas otras estampas de una Jaca que ya no existe, pero que todos llevamos dentro.

Un reencuentro hecho posible y una promesa para el futuro

Todo este despliegue emocional y logístico fue fruto del trabajo de un equipo organizador que durante siete meses lo dio todo para hacerlo posible: Ana Ara, Ana Abadía, Cristina Escuer, María Luisa Gavasa y Toño L’Hotellerie, auténticos artífices del reencuentro.

La jornada terminó con la promesa de volver a reunirse a los 65 años. Porque la quinta del 65 no pierde el humor, ni la energía, ni el alma: “Siempre dándolo todo”.

Firmado: QUINTA DEL 65
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