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Tremedal Casas, Magali Villanueva y Teresa Fernández son tres amigas de Ejea de los Caballeros que no han querido perderse esta primera jornada de circulación del tren después de las obras que han durado dos años. EL PIRINEO ARAGONÉS

A las 8:43 de la mañana de este lunes 9 de junio ha partido desde Zaragoza el primer tren de viajeros del renovado trazado entre Huesca y Canfranc. Tres horas y diecinueve minutos después, el convoy llegaba a la estación internacional, inaugurando así una nueva etapa para esta línea histórica, modernizada tras una profunda intervención de Adif que ha supuesto una inversión de 180 millones de euros y ha reducido en hasta 30 minutos los tiempos de viaje.

Entre los viajeros del trayecto, una mezcla de emoción, recuerdos y reivindicación. Una buena parte del pasaje se bajó en Jaca, pero decenas de personas quisieron completar todo el recorrido hasta Canfranc. No lo hacían solo por necesidad de transporte: lo hacían por el valor sentimental y simbólico que encierra esta línea.

“Nos mandaban en agosto desde Ayerbe a Jaca en el Canfranero…”

Magali Villanueva, Teresa Fernández y Tremedal Casas son tres amigas de Ejea de los Caballeros que no han querido perderse esta primera jornada. “Queríamos vivir la experiencia el primer día”, explican. Teresa, con una relación muy personal con el tren, se emociona al recordar su infancia: “Nos montaban en Ayerbe y nos decían: no bajéis hasta que lleguéis a Jaca. Allí estaba el revisor esperándonos con su uniforme. Era imponente”.

Para ellas, el Canfranero no es solo un medio de transporte, sino un fragmento de su memoria personal. “Es una forma de socializar, de revivir aquello que fue. Es un tren que se mueve un poco, sí, pero tiene que balancearse, porque lo que ofrece es el paisaje. Y el paisaje hay que protegerlo”, cuenta Teresa. “Antes, con los vagones de madera, lo llamábamos el Escachacones. Pero hoy se nota más estable, más seguro y cómodo. Y eso se agradece”.

La reapertura ha reavivado también la ilusión por cruzar algún día la frontera. “Ya se oye una fecha, parece que quieren adjudicar las obras del túnel de Somport este otoño, pero los franceses… no terminan de moverse. Si algún día reabren la línea internacional, habrá que organizar una excursión. ¡Ya estamos repasando el francés!”, bromean.

“Un viaje distinto, más tranquilo, más humano”

José Ignacio, otro de los pasajeros, ha subido en Jaca. Procedente de Vizcaya, ha querido aprovechar el día de la reapertura para volver a recorrer una línea que conoció en el pasado: “Lo hice por gusto. Por la experiencia. Por lo que significa este tren”. Asegura que el viaje le ha resultado muy grato, sobre todo por el paisaje y el ritmo: “Sales de la rutina, del coche, de la carretera. Es un trayecto por la montaña, con tiempo para contemplar. Diferente y más humano”.

Mejora técnica, paisaje y experiencia

El tramo entre Jaca y Canfranc, que ahora se cubre en unos 23 minutos a velocidades de entre 70 y 80 km/h, es uno de los más atractivos del recorrido. Antes de la renovación, el tren circulaba entre 50 y 60 km/h, y se notaba una mayor vibración sobre la vía. “Ahora se percibe más estabilidad, menos traqueteo”, indicaba durante el viaje el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez.

A bordo, la sensación general era de satisfacción: el tren no solo ha ganado en tiempo, sino también en comodidad. Y muchos de los que lo han tomado lo han hecho para celebrar el regreso de un viejo amigo: el tren que une Zaragoza con el corazón del Pirineo.

Pasajeros bajándose en la parada de Jaca (imagen superior), José Ignacio, a la derecha en la fotografía central y a la izquierda en la inferior durante el trayecto entre la capital jacetana y Canfranc. EL PIRINEO ARAGONÉS
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