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Estatua de san Jorge y el dragón en Gamla Stan, en Estocolmo.

Entre montañas pirenaicas y paisajes nórdicos, mi historia personal y solidaria avanza con brío e impacto global.

El 23 de abril es una fecha importante porque se celebra tanto la leyenda de san Jorge como el Día Internacional del Libro. San Jorge fue un soldado romano nacido en Capadocia (actual Turquía) alrededor del año 275 d.C. y muerto el 23 de abril del 303 d.C. Es conocido por ser un mártir cristiano y un símbolo de protección y libertad. La leyenda más popular cuenta que el guerrero luchó contra un temible dragón que aterrorizaba a un reino. Cuando el dragón iba a devorar a una princesa, el caballero lo enfrentó, lo venció y, de la sangre del dragón, nació un rosal de flores rojas. Por ello, la tradición dice que se regala una rosa en su honor.

San Jorge es una figura reconocida y venerada en distintas culturas y religiones. Es patrón en países y regiones como Aragón, Cataluña, Inglaterra, Portugal, Georgia y también es respetado en el cristianismo, el islam y otras tradiciones. En Aragón, es una fiesta oficial desde 1461 y en Cataluña, el Día de Sant Jordi se celebra de manera particular, combinando esta leyenda con la tradición de regalar una rosa y un libro como símbolo de amor y cultura.

Además, el 23 de abril es el Día Internacional del Libro, una celebración proclamada por la UNESCO en 1995 para fomentar la lectura y rendir homenaje a grandes escritores como Miguel de Cervantes y William Shakespeare, que murieron en esta fecha en 1616, según el calendario juliano. Así, cada 23 de abril se unen la leyenda de san Jorge, la tradición cultural y el amor por los libros en una celebración muy especial en distintas partes del mundo.

En mi familia, esta fecha siempre se ha celebrado con mucho cariño. Mi gran compañero de aventuras celebraba más su santo que su cumpleaños. Solía decir que, como su cumpleaños caía en agosto, de pequeño todos sus amigos estaban de vacaciones y no había nadie para organizar una fiesta. Sin embargo, el Día de San Jorge lo celebraba por todo lo alto. Y así se mantuvo en su época adulta, cuando iniciamos nuestra andadura juntos.

Este año, Jorge estará con nosotros de una forma diferente. Gracias a la literatura y, concretamente, a mi libro Senderos de Esperanza, Jorge se ha hecho inmortal. Se ha fundido en un recuerdo eterno gracias a este proyecto solidario contra el cáncer en el que se entremezclan valores esenciales como la empatía, la superación, la resiliencia, la belleza de las pequeñas cosas, la generosidad y el amor, todo ello con altas dosis de sensibilidad. En definitiva, Jorge será siempre recordado gracias a un libro que acaricia el alma de forma atemporal, según palabras de los propios lectores y lectoras.

Y es que esta humilde colección de reflexiones personales en la travesía de los cuidados ha tenido una trayectoria que ha superado todas mis expectativas.

A la edición en español, que se presentó en Jaca el pasado 3 de enero en la Casa de la Cultura y que se puede encontrar tanto en las librerías de Jaca como en las grandes plataformas literarias digitales, le han seguido las ediciones en inglés y en sueco, gracias al excelente trabajo del grupo editorial Angels Fortune.

La versión en inglés Trails of Hope, traducida por Teresa Ponce, ha permitido que el libro se esté distribuyendo en Reino Unido y en Estados Unidos a través de librerías online tan prestigiosas como Waterstone, Foyles y Barnes & Nobles.

Asimismo, la versión en sueco Stigar av Hoppe, traducida por Monia Vidarsson Skogsfors, se presentará el próximo 21 de mayo en la biblioteca de Reftele, en la comarca sueca de Gislaved, en un acto parecido al de Jaca, en el que se podrán adquirir ejemplares, igualmente firmados y dedicados de forma personal.

Jorge entró en mi vida con determinación para defenderme de los dragones de la infancia y la adolescencia. Durante las casi tres décadas que caminamos unidos me infundió la calma, la serenidad y la valentía necesarias para superar mis traumas y construir, junto a nuestros tres hijos, algo tan hermoso que ningún dragón podrá dañar jamás.

Ahora Jorge ya no está para protegerme con sus fuertes brazos, pero la literatura que he creado gracias a su figura me ha enseñado que la escritura puede llegar a ser un arma muy poderosa para defender, por mí misma, valores tan universales como los que abanderó nuestro patrón.

¡Feliz Día de San Jorge y feliz lectura!

Firmado: INÉS PONCE GIMÉNEZ
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