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Blancanieves (Snow White, 2025)

Duración: 109 min. País: Estados Unidos. Dirección: Marc Webb. Guion: Erin Cressida Wilson. Cuento:Wilhelm Grimm, Jacob Grimm. Reparto: Rachel Zegler, Gal Gadot, Andrew Burnap, Ansu Kabia Música:  Jeff Morrow, Benj Pasek, Justin Paul. Fotografía: Mandy Walker. Productoras: Walt Disney Pictures, Marc Platt Productions. Distribuidora: Walt Disney Pictures.


La todopoderosa factoría Disney, ha tenido siempre la pretensión de actualizar sus películas de animación. Pero se enfrentaba con el dilema de fotocopiar el clásico, o bien, dejar libertad creativa, con ciertas dosis de autoría, para sus directores. Aunque, el problema fundamental siempre ha sido la corrección política, y otro, más peligroso, la corrección moral al gusto de estos tiempos. Porque no hay que olvidar que los clásicos de Disney, basados en su mayoría en cuentos infantiles, muestran la dureza de la vida, tal cual, sin filtros.

La muerte, el abandono o la crueldad, presentes en la literatura infantil, se reflejaba en las producciones cinematográficas. Y, en principio, no había problema alguno. Ahora, estamos sumidos en evitarlos, crear eufemismos y establecer temas tabús, no sea que podamos traumatizar a nuestros infantes.

Es notable el cambio de paradigma con respecto a los personajes femeninos, que de las primeras producciones Disney a las recientes, se han transformado de mujeres dóciles, que brillaban por su delicadeza y belleza, a rebeldes, con el claro ejemplo de Frozen.

Hasta la fecha, Blancanieves, de 1937, era intocable. Sin embargo, la codicia de la industria Disney no sabe de otro concepto que no sea obtener beneficios. Y así, aparece este film, dulcificado, sin terror, sin violencia, algo que dignificaba la esencia de los hermanos Grimm, y era la base sobre la que se sustentaba la producción de 1937.

De paso, prescinden del elemento esencial de toda creación literaria: la antagonista. Aunque, más bien, es crear un personaje ridículo, no una madrastra o bruja al uso, sino una influencer de inofensiva maldad. Al menos, el conjunto no resulta hortera, como sucedió con La Sirenita. Su director, Marc Webb, hace lo que puede…, o le dejan. Incluso aporta algo de ingenio para insertar, a pesar de todo, las secuencias icónicas de la primera versión, que muchas generaciones guardan en su retina.

Con respecto a las canciones, parecen de un especial televisivo de navidad, y no de la calidad que se le supone a Disney. A lo mejor, las nuevas generaciones, acostumbradas al autotune (que salva a cualquier cantante de pacotilla del ridículo), y absortas en el reggaeton, no aprecien la diferencia.

Film oportunista, desafortunado e innecesario. La comparación entre ambos, con 88 años de diferencia, hace pensar que nuestra sociedad debe tener complejos no superados, y la sensación de que debemos de quedar bien con todos.

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