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El Ejército de Tierra está desarrollando entre el 15 y el 21 de marzo el ejercicio Infierno Blanco 25, el principal adiestramiento anual en montaña y clima extremo para el Mando de Tropas de Montaña (MTM). El ejercicio tiene lugar en los valles de Aragüés del Puerto, Aísa y Canfranc, y está dirigido por el Regimiento de Infantería de Cazadores de Montaña “América” 66, con sede en Berrioplano (Pamplona). Participan 619 militares, incluyendo efectivos de unidades internacionales como el 13.º Batallón de Cazadores Alpinos del Ejército francés y un pelotón de la Tercera División de Montaña del Ejército de Chile.

El martes 18 de marzo, los medios de comunicación presenciaron una demostración en directo en el valle de Aísa. La jornada incluyó un asalto aéreo para neutralizar un centro de transmisiones enemigo y una simulación de ataque con fuego de mortero. Las maniobras, realizadas bajo condiciones de frío, viento y lluvia, pusieron a prueba la capacidad operativa de las tropas en un entorno hostil. “El frío y la nieve son nuestro terreno natural de actuación”, explicó el teniente coronel Domingo Rodríguez Cuevas, jefe de la Plana Mayor del Regimiento América 66 y director del ejercicio.

El Infierno Blanco simula una operación militar de respuesta de crisis ante una incursión hostil en territorio propio. El Grupo Táctico de Montaña (GTM) actúa como una unidad táctica autónoma, reforzada por unidades de apoyo como transmisiones, artillería y helicópteros NH-90 para transporte y ataque aéreo. El objetivo es reforzar la capacidad de respuesta ante escenarios de combate en alta montaña y condiciones extremas. “Este ejercicio evalúa nuestra capacidad para operar en clima frío y terreno hostil, lo que implica una exigencia física y técnica muy superior a otros ejercicios”, señaló Rodríguez Cuevas.

El ejercicio, que finalizará el 21 de marzo, permitirá certificar la operatividad de las unidades de montaña y su capacidad para actuar en misiones nacionales e internacionales. La experiencia adquirida en este tipo de maniobras ha sido clave en despliegues de la OTAN y la UE en escenarios como Afganistán, Bosnia o Kosovo. “Cuando termine el Infierno Blanco, las tropas de montaña estarán más preparadas que nunca para operar en las condiciones más extremas”, concluyó Rodríguez Cuevas.

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