“Los criterios en que se basan los servicios públicos de Adif y Renfe son sociales, medioambientales y vertebradores del territorio. Para el caso que nos ocupa de la estación de Castiello, no se cumple ninguno de ellos”
Obras de mejora de la línea de Canfranc en el entorno de Torrijos, el pasado mes de septiembre. EL PIRINEO ARAGONÉS
La estación de Castiello fue inaugurada el 25 de julio de 1922 y fue ubicada en un lugar donde el valle alto del Aragón se ensancha y presenta escaso desnivel por tratarse de una artesa glaciar rellenada, siendo ideal para que las locomotoras de vapor pudiesen arrancar en su día.
Este punto era estratégico por encontrarse entre las poblaciones de Aísa, Esposa, Sinués, Borau, el despoblado Cenarbe y Aratorés, con sus barrios de Villajuanita y del Molino de Aratorés y con sus albergues de Escuelas Pías y Salesianos de Huesca y Zaragoza, así como para dar servicio al propio pueblo de Castiello de Jaca y Villanúa.
Desde el 19 de junio de 2023, se encuentran en obras dos tramos de la línea, de Ayerbe a Caldearenas y de Jaca a Canfranc, siendo este último de 24,1 Km, con una inversión de 45,6 millones de euros.
Las actuaciones van a modernizar el armamento de vía y el trazado, mejorando los radios de curva con el cálculo de lemniscatas y clotoides o espiral de Euler, para alcanzar una velocidad sostenida y de mayor seguridad, anulando prácticamente la velocidad centrífuga, atendiendo a la orografía de la línea que atraviesa por una zona montañosa y con una gran cantidad de túneles, un viaducto y puentes metálicos.
Se renueva el armamento de la vía con railes nuevos, traviesas polivalentes y balasto nuevo, se modifica el eje del trazado en determinadas curvas, demolición y sustitución por nuevas estructuras en pasos superiores e instalación de protecciones antivandálicas, mejorando asimismo la altura de los andenes en las paradas.
Los criterios en que se basan los servicios públicos de Adif y Renfe son sociales, medioambientales y vertebradores del territorio. Para el caso que nos ocupa de la estación de Castiello, no se cumple ninguno de ellos, dado que Renfe quiere suprimir las paradas de los trenes en aquellas estaciones que tuvieran poca demanda de viajeros, a fin de reducir costes ambientales y económicos, así como los tiempos de viaje. Por su parte, Adif no tiene previsto la puesta en funcionamiento de la estación de Castiello. Por lo tanto, si no tienen previsto que paren los trenes en esta estación de Castiello, no tiene fin social de prestar un servicio público a los habitantes de estos pueblos, y por ello nos preguntamos: ¿para qué nos sirve ver pasar a los trenes delante de nosotros sin poder hacer uso de ellos? Este hecho es sencillamente vergonzoso y representa una falta de respeto hacia los habitantes de esta zona central del alto valle del Aragón y, por ende, no vertebra el territorio altoaragonés.
En cuanto al respeto al medio ambiente, se puede indicar que en el terreno anexo y pegado a las paredes de la propia estación se almacenaron ingentes cantidades de traviesas de hormigón y diverso material ferroviario. Se han creado tres grandes graveras y escombreras en sus terrenos aledaños, con vertidos de gravas, balasto viejo y nuevo, así como diversos materiales de desecho; elevando en gran medida su nivel respecto a las fincas colindantes, provocando gran impacto visual, paisajístico y la ruina de ellas para sus propietarios, por lo que deberán ser eliminadas y dejar esas zonas como se encontraban anteriormente a las obras.
Del mismo modo, todo este trasiego de camiones, excavadoras, trituradoras de balasto etc., crea una elevada contaminación sonora y acústica con altos niveles de ruidos molestos, se generan grandes polvaredas de partículas en suspensión contaminando el aire. Estas escombreras de grandes dimensiones crean también un elevado impacto visual y paisajístico en contraste con el verdor del fondo del valle, arruinando el valor turístico que tenía la zona anteriormente al inicio de estas obras.
Las salidas de camiones y del resto de maquinaría a la carretera N-330 generan un potencial peligro de accidente para el resto de vehículos que circulan por esta vía. Se ha alterado el trazado de algún camino y destruido una línea telefónica durante tres meses.
Además, con las precipitaciones y aguas pluviales se producen escorrentías, percolaciones, lixiviados e infiltraciones hacia los regachos, aguazales, lagunazos y áreas lacustres relictas del periglaciarismo, donde se encuentran en sus hábitats endemismos, causando un ecocidio con la contaminación de las aguas y con la alteración de su flora y fauna en gran medida.
Tan solo por todas estas molestias y alteraciones medioambientales que hemos sufrido y seguimos sufriendo los habitantes de la zona desde hace un año y medio, más lo que resta para finalizar las obras, sería suficiente para mantener la parada facultativa o a demanda en esta estación de Castiello. Es decir, que paren los trenes si existe un viajero en el andén o marquesina-refugio que suba al tren o bien que quiera apearse en esta parada.
También por respeto a la memoria de nuestros antepasados que trabajaron con la ilusión de vertebrar el territorio altoaragonés y de conectar con Francia.
Nos dejaron una obra de ingeniería civil de primer orden, siendo toda ella como un gran museo al aire libre, siendo un caso importantísimo de arqueología ferroviaria digno de conservar y respetar en el tiempo, guardando todo su conjunto una gran armonía en edificios y resto de construcciones, de piedra labrada manualmente por canteros con gran belleza y precisión.
En la línea de Canfranc, tan solo en Huesca, Sabiñánigo y Jaca existe demanda de viajeros y en menor medida en Ayerbe y en Canfranc. En el resto de las paradas facultativas (se trata de pequeños pueblos), la demanda es baja, muy similar al de esta estación. Por ese motivo, suprimir la parada supondría un agravio comparativo y tener que recorrer una distancia por carretera de 5 Km hasta el apeadero de Castiello-Pueblo y de 7 Km hasta el de Villanúa teniendo que salvar, en este último, un desnivel de 125 m por una pista de tierra y con mala vialidad invernal.
Si el motivo es la denominación de las paradas como Castiello-Pueblo y Castiello-Estación, que se denomine a esta última como Castiello Estación-Aratorés, dado que este último pueblo se encuentra a tan solo 1 Km de distancia de esta estación.
Los habitantes de esta zona somos mayores y envejecidos, necesitamos este servicio público que siempre ha existido como vital para poder trasladarnos a los centros de salud de Jaca, Huesca y Zaragoza, así como para poder realizar el resto de tareas cotidianas.
Suprimir la parada supone recortar mucho los servicios que nos restan y quedamos abocados irremediablemente a la despoblación. Los que nos representan tendrían que efectuar un ejercicio de empatía y comprender que necesitamos este servicio público, dado que el mantener esta parada facultativa o a demanda no supone prácticamente coste económico alguno, pues tan solo serían unas paradas al mes durante un periodo de un minuto cada una de ellas. Las inversiones ya se encuentran realizadas por Adif casi en su totalidad durante el año 2023. Tan solo faltaría la adecuación del andén y de la señalización vertical, así como el pintado de la marquesina-refugio de los viajeros.
Estas paradas al mes no supondrían prácticamente impacto ambiental ni económico, ni incrementaría en gran medida los tiempos de viaje del resto de viajeros.
No es necesario mirar con lupa estos pequeños costes económicos para dar servicio público a unos pueblos ya de por sí muy desfavorecidos, al no disponer prácticamente de servicios y de soportar las inclemencias meteorológicas adversas, por lo que deberían intentar reducir costes en otras partidas en las que se mueven ingentes cantidades de dinero y no en esta que resultarían cifras ridículas.
Los habitantes del Alto Aragón llevamos desde el 27 de marzo de 1970 fecha en la que ocurrió el descarrilamiento del tren mercancías en el puente de L’Estanguet en el valle de Aspe francés, esperando la reapertura del túnel Internacional del Canfranc y la conexión con las ciudades hermanas de Oloron-Sainte-Marie y Pau del país vecino.
Esperamos con gran ilusión y esperanza desde hace más de 54 años ese día en el que podamos realizar dicho viaje, en el que sacaríamos la alegría y despertaríamos el niño que todos llevamos dentro, después de tantas promesas incumplidas y zozobras que han surgido con el transcurso del tiempo en esta desgraciada y desdichada línea de Canfranc desde su fecha de inauguración el 18 de julio de 1928.