“La validación y el reconocimiento han encontrado un espacio perfecto en las redes sociales. Los “likes” no solo miden la popularidad de nuestras publicaciones, también nuestra autoestima”
La búsqueda de validación en redes puede convertirse en un ciclo adictivo que afecta la autoestima.
En un mundo donde las interacciones sociales ocurren cada vez más en el entorno digital, el deseo de validación y reconocimiento ha encontrado su espacio ideal en las redes sociales. Los “me gusta” y comentarios se han convertido en el parámetro que mide el valor de nuestras publicaciones e incluso, en algunos casos, el de nuestra propia identidad. Pero, ¿qué hay detrás de esta necesidad constante de validación? ¿Cómo impactan los “likes” en nuestra autoestima?
Las redes están diseñadas para fomentar la participación continua, apelando a un deseo básico de aceptación. Cada “me gusta” libera una pequeña dosis de dopamina, creando un ciclo de gratificación que puede volverse adictivo. Cuanto más recibimos, más queremos; y cuando esa validación no llega, podemos sentir que nuestras publicaciones, o incluso nosotros mismos, carecemos de valor. Un mecanismo muy similar al que usan las drogas.
Un reflejo inquietante de esta dinámica se muestra en Nosedive, episodio de la serie Black Mirror donde la vida de cada persona depende de su calificación en una red social. Los personajes viven obsesionados con recibir valoraciones altas para ganar aceptación y acceder a privilegios, mientras que aquellos con ganancias bajas son marginados. Aunque ficción, Nosedive expone con claridad hacia dónde podría llevarnos la dependencia de la validación digital y la obsesión por la aprobación constante.
Los efectos de la validación no son algo intrascendente. El estudio Impacto de las redes sociales en niños, adolescentes y familias publicado por la American Academy of Pediatrics, evidencia que el uso intensivo de las mismas impacta en la autoestima de niños y adolescentes, afectando a su salud mental y promoviendo una percepción negativa de sí mismos. Uno de los efectos más problemáticos es la comparación constante. Al navegar por redes, vemos versiones editadas de la vida de otros, donde solo se muestra éxito y felicidad. Al compararnos con estas imágenes idealizadas, nuestra autoestima puede verse dañada. La presión por recibir “likes” también lleva a ajustar nuestro comportamiento, proyectando solo lo que creemos que tendrá buena aceptación.
Para muchos, especialmente los jóvenes, la cantidad de “likes” que reciben afecta directamente a su autoestima. Esta búsqueda constante de validación termina condicionando la percepción de su propio valor. La ausencia de “likes” o comentarios puede interpretarse como un rechazo social, contribuyendo a la soledad y el aislamiento. Las redes sociales, que teóricamente nos conectan, a menudo generan el efecto contrario.
Es posible romper con esta dependencia de la validación digital, aunque requiere un cambio consciente en nuestra interacción con las redes. Los expertos recomiendan reducir la frecuencia de las publicaciones y, sobre todo, limitar el tiempo que pasamos revisando “likes”. Sin embargo, el problema es mucho más profundo, y refleja una sociedad que, cada vez más, valora la superficialidad por encima de la autenticidad.