Las estaciones de tren vienen ocupando un lugar central en la vida de los países, ciudades y pueblos desde que irrumpiera el ferrocarril, hace ya dos siglos; son un reflejo bastante preciso de la ciudad: su pasado, su presente e incluso su futuro. Con esta idea, Alfonso Marco Pérez, canfranqués nacido dentro de la estación internacional, en el seno de una familia que va ya por la cuarta generación de ferroviarios, ha publicado el libro “50 estaciones europeas. Catedrales de modernidad”, editado por Pregunta.