La obra más ambiciosa del Depósito de la Guerra en el tramo final del siglo XIX fue el levantamiento del «Plano del campo atrincherado de Jaca y de los valles superiores del Aragón y del Gállego», un trabajo sin precedentes que se llevó a cabo entre 1894 y 1901 y que se consideró esencial para la defensa del territorio en un contexto de posibles conflictos con Francia.