El pintor madrileño, estrechamente vinculado a Jaca y al Pirineo, se sumerge en un nuevo proyecto artístico para “ver lo invisible” y “oír lo no dicho” a través de la pintura
Obra de la serie dedicada a La Conquista del Oeste que fue merecedora de un premio a la experimentación y la innovación en Canadá. PEPE HIDALGO
¿Es posible pintar lo invisible? ¿Y lo no dicho? Y si lo es, ¿cómo se pinta lo invisible y lo no dicho? Uno de los últimos proyectos artísticos que está desarrollando Pepe Hidalgo trata precisamente de dar respuesta a este desafío intelectual y creativo al que ya se han enfrentado otros artistas. No hay que olvidar que el arte plástico, especialmente la pintura, ha sido y es un medio poderoso para explorar y expresar lo que no se puede percibir directamente por los sentidos, como “ver lo invisible” y “oír lo no dicho”. Son ideas que se han manifestado de diversas maneras a lo largo de la historia del arte, reflejando tanto las inquietudes filosóficas de la humanidad como las innovaciones técnicas y estilísticas de los artistas.
“Con ver lo invisible busco que sea el espectador el que lo descubra a través de las formas y los colores, mientras que con oír lo no dicho tengo serios problemas para expresarlo”, reconoce Hidalgo, pintor estrechamente vinculado a Jaca y al Pirineo aragonés y que desde hace unos años reside en Vancouver, Canadá.
“Me gustaría poder llegar a representar ese silencio que habla, un silencio que, aunque pueda percibirlo, no presupone que sea capaz de plasmarlo”, confiesa. En el momento de hablar sobre este proyecto, uno de los que actualmente tiene en marcha, ya había realizado seis obras de esta temática en la que sigue profundizando y experimentando. “Me permite caminar por lo desconocido, ahondar en la magia, confundir las formas, interpretar lo conocido o cambiarlo”, asegura. Capturar y comunicar lo que está más allá de la simple percepción para “ver lo invisible” y “oír lo no dicho”, adentrándose en las dimensiones más profundas y abstractas de la experiencia humana y transformar esa vivencia en pintura, no está al alcance de muchos artistas. Por eso, la apuesta de Pepe Hidalgo es digna de admiración.
Pintores surrealistas como Salvador Dalí y René Magritte indagaron en los sueños, el subconsciente y lo irracional, creando imágenes que trascienden la realidad visible. A través de símbolos, distorsiones y yuxtaposiciones imposibles, consiguieron expresar lo que está más allá de la percepción directa, lo invisible, como los pensamientos y las emociones más profundas.
En La persistencia de la memoria (1931), Dalí representa relojes blandos que se derriten en un paisaje desértico. Es una exploración del tiempo como algo flexible y subjetivo, una idea invisible que el pintor hace visible a través de símbolos oníricos.
En el expresionismo, Edvard Munch y Wassily Kandinsky trataron de expresar emociones internas y estados psicológicos por medio de formas y colores distorsionados que revelan lo invisible del alma humana. Kandinsky, en particular, asoció colores y formas con sonidos buscando una “sinestesia” en la pintura que permitiera ver y oír lo que no es directamente visible o audible. Es el caso de Composición VII (1913), donde las líneas, las formas y los colores vibrantes intentan capturar lo invisible: la sinfonía interna de la mente y el espíritu. En Cenizas (1894), Edvard Munch describe el vacío emocional y el dolor interno, elementos invisibles, pero intensamente sentidos, a través de la representación de figuras humanas en un desolado paisaje.
El arte abstracto de Piet Mondrian y Kazimir Malévich también ha sondeado “lo invisible”, al igual que el movimiento conceptual, que tiene a Yves Klein como uno de sus principales artífices. Mondrian se aparta de la representación figurativa para centrarse en la esencia de las cosas y expresar lo invisible empleando formas geométricas y colores puros; Klein transita por lo invisible mediante obras que sugieren presencia sin representación directa, como su famosa serie de pinturas monocromáticas o su “exposición del vacío”.
Y algo parecido ocurre con la forma que han tenido los artistas de “oír lo no dicho” a través de los pinceles. El grito (1893) de Munch, donde la figura que grita es el motivo principal de la obra, el eco del grito, el dolor y la angustia se sienten más allá del sonido. Lo no dicho aquí es la intensidad emocional que resuena en la mente del espectador.
En Black Square (1915), Malévich reduce la representación visual al mínimo, obligando a “oír” lo no dicho en una representación de absoluta simplicidad artística, que sugiere ideas sobre el vacío, lo infinito, o la eliminación de la narrativa. Por su parte, Magritte, en The Lovers (1928), muestra a dos figuras besándose con los rostros cubiertos por telas. La escena evoca una intimidad bloqueada por una barrera y sugiere una profunda distancia emocional y no lo dicho entre ellos.
Las seis primeras obras de la serie Ver lo invisible, oír lo no dicho realizadas por el pintor en Vancouver. PEPE HIDALGO
La conquista del Oeste
Otro de los proyectos en los que se ha volcado Pepe Hidalgo en los últimos meses lleva por título La conquista del Oeste, una idea que en el imaginario colectivo está asociada a la expansión estadounidense del siglo XIX, fenómeno que implicó el desplazamiento de poblaciones indígenas, la colonización de vastos territorios y la creación de nuevos asentamientos y estados. Destacar que una de las obras de esta serie fue merecedora de un premio a la experimentación e innovación, concedido en Canadá.
“He estado trabajando en unos cuantos cuadros titulados con este nombre que, en realidad, son un alegato contra las guerras, puesto que el oeste nunca termina de conquistarse; el Sol lleva millones de años intentándolo y no lo ha conseguido, porque siempre se impone la oscuridad”, asegura el artista sirviéndose de este símil metafórico.
La conquista del oeste, que ejerce de inspiración a Hidalgo, estuvo marcada por los conflictos armados, tanto con las tribus indígenas como con México, y tuvo profundas implicaciones sociales, culturales y políticas que aún siguen siendo objeto de debate y reflexión histórica en los tiempos actuales.
El concepto del “oeste” se asocia también al “viaje a lo desconocido”, hacia territorios inexplorados, como experimentaron los navegantes europeos que cruzaron el océano Atlántico para llegar hasta el continente americano. Los colonos estadounidenses se aventuraron por aquellos espacios llenos de incertidumbres, desafíos y oportunidades, y en las culturas china y japonesa, el oeste ha estado asociado a la búsqueda de riquezas y lo ignoto. Por el contrario, en África occidental, antes del contacto con los europeos, el Atlántico fue visto como el fin del mundo, el lugar donde acababa la tierra y comenzaba lo inalcanzable.
Tanto el oeste como conquista, como el espacio donde acaba el mundo conocido, son dos ideas que están presentes en las obras que Pepe Hidalgo ha realizado en torno a este proyecto artístico. Haciéndose valer de su técnica, y de un estilo tan personal y reconocible, surgen ante la mirada formas esféricas, figuras contenidas dentro de otros elementos, personajes de colores vivos y paisajes punteados, con los que el artista ha logrado recrear la violencia y el miedo que conlleva cualquier conquista. Los efectos de la guerra están escenificados en los caballos muertos que aparecen tendidos en el campo de batalla o en los rostros de una madre y su hijo, que observan con pesar y temor las consecuencias del desastre. Esta idea de Pepe Hidalgo entronca con la visión más moderna del “oeste como conquista”, que incluye un análisis crítico de la violencia, el colonialismo y la explotación que acompañaron a este proceso.
Tres obras de la temática dedicada a La Conquista del Oeste. PEPE HIDALGO
Mete un extraño en tu casa
El último proyecto del pintor madrileño está concebido con un ánimo provocador, “para dar que hablar y que pueda sustituir el diálogo entre cuñados en esta navidad”, señala Hidalgo con humor. La propuesta, o el juego, pasa por “hablar del extraño [retratado en el cuadro] que ha entrado en nuestras casas, en contraposición a cualquier debate banal o para tratar de discernir si me gusta más Pablo Motos que David Broncano. Sería un invitado nuevo en casa de aspecto mal formado, imperfecto, raro e incluso impresentable”, detalla.
La primera idea es que estas obras, realizadas en formato pequeño, fueran solo “retratos raros” representados en un único lienzo, pero finalmente, “por una falta de cálculo”, se convirtieron en dípticos, la parte superior para el rostro y la inferior para alojar el resto del cuerpo.
Más allá de estos tres grandes proyectos artísticos de Ver lo invisible y oír lo no dicho, La Conquista del Oestey Mete un extraño en casa, Pepe Hidalgo trabaja en otras obras de gran formato que están inspiradas en los acontecimientos más actuales, “uno sobre la locura de Gaza, el Líbano y Ucrania, y otro que he comenzado con la pintora china Guo Yan sobre el túnel del tiempo, que para mí es pensar en el futuro”.