
La sustancia (The Substance, 2024)
Duración: 140 min. País: Reino Unido. Dirección:Coralie Fargeat. Guion: Coralie Fargeat. Reparto:Margaret Qualley, Demi Moore, Gore Abrams, Tom Morton, Tiffany Hofstetter. Música: Raffertie. Fotografía: Benjamin Kracun. Productoras: Working Title Films, 21st Century.
“Tú, pero mejor en todos los sentidos”
En el pasado Festival de Cannes, se estrenó The substance, causando estupor en los presentes, y dejando a la crítica estupefacta dado que, desde hace muchos años, no se presentaba a concurso un film de terror con contenido gore. Entendido el término como cine que se deleita en las escenas sangrientas. Y, sin embargo, en el festival obtuvo el premio a la mejor producción.
La trama se basa en una sustancia inyectable, para duplicarse en una mejor versión de uno mismo: crear un alter ego más joven y perfecto, y que responda a los estereotipos que alimenta la publicidad. Nada menos que el mito de Dorian Gray, de Oscar Wilde, en su versión actualizada a nuestros tiempos. O también podríamos utilizar una referencia de nuestra literatura patria con La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez. En ambas, la búsqueda de la juventud eterna, frente al miedo a envejecer. Incluso alude a otro clásico de la literatura victoriana: El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, escrito por Robert L. Stevenson, por el desdoblamiento de su protagonista.
En el séptimo arte, el maestro David Cronenberg fue un visionario en lo referente a la transformación, e incluso mutilación, que sufrían sus personajes. Basta recordar La mosca o Videodrome, para que la narración conecte directamente con los dos films. Hay “mucho cine” dentro de esta película, porque si existían semejanzas en la trama, hallamos muchas más en el aspecto visual. Escenas que recuerdan a El resplandor, 2001: Una odisea del espacio, e incluso, a Requiem for a dream, de Darren Aronofsky. Sin olvidarnos de los guiños a David Lynch, y por supuesto, al genial Alfred Hitchcock.
Su directora, Coralie Fargeat, idea y logra una gran metáfora sobre el modo en que la sociedad ha creado un verdadero monstruo, el de la dismorfia corporal. Esta enfermedad mental produce seres que no pueden dejar de pensar en los defectos de su apariencia, incluso los no perceptibles por los demás. La importancia de la imagen corporal como única meta de la existencia, en una sociedad cada vez más superficial. Su protagonista se ve arrastrada a una desintegración física y psíquica, sin temor a las consecuencias.
Demi Moore, con su papel en este film, ha realizado una de las interpretaciones más convincentes de las últimas décadas, siendo comparada con la brillante actuación de Isabelle Adjani en Posesión, ganadora de la Palma de Oro de Cannes en el año 1981.
La sustancia contiene la potencia suficiente para convertirse en un icono cultural, porque realiza una crítica brutal, terrible y caricaturesca, de multitud aspectos de nuestra sociedad, basados en el exagerado culto a la imagen: perfectos cuerpos esculturales, presentados ininterrumpidamente por los continuos likes, de los que se nutren las redes sociales. Mientras, la paradoja, más bien verdad y realidad, se halla en el creciente aumento del sobrepeso y obesidad de la población. Así, esta película se sitúa en el lado opuesto del esperpento de Barbie, debido a Greta Gerwig.