«Los padres de las tres niñas ya lamentan el haber decidido irse a vivir a un pueblo, cuando algo tan básico como la educación está sujeto a tantas restricciones…»

Autobús de transporte escolar en una imagen de archivo.
María, Rosa y Belén (nombres ficticios) tienen 12, 10 y 7 años. Llevan seis años viviendo en Jaca y, desde que empezaron a ir al colegio, han ido al Monte Oroel. En octubre de este año, se han ido a vivir a un pueblo cerca de Jaca, y se les ha complicado mucho la vida. Las niñas que viven en pueblos del municipio de Jaca “deben” ir al colegio San Juan de la Peña. Así que, con el curso empezado, tienen que cambiar de colegio y de compañeras de juegos y estudios, después de seis años de amistad y convivencia. Porque si no cambian de centro educativo, no tienen derecho al transporte escolar. Solo la mayor puede ir en el bus escolar cada mañana, a las pequeñas, tienen que llevarlas sus padres… que ven consternados lo difícil que es conciliar vida personal y profesional viviendo en un pueblo. Cada mañana a las 8:00 horas, empiezan el periplo en coche por la carretera, mientras se cruzan con los dos vehículos del transporte escolar que llegan hasta el pueblo a recoger a los otros niños que sí que cumplen con las normas. Parece algo absurdo que un vehículo que ya viene al pueblo a llevar a dos niñas al Monte Oroel, no pueda llevar a dos más, adaptando horarios o quizás flexibilizando normativas.
El tema es de rabiosa actualidad, ya que hay partidos en el gobierno que llevan en su programa la libre elección de centro escolar. Además, en los últimos tiempos, a los partidos políticos les encanta hablar del desarrollo rural, de dotar a los pueblos de los mismos servicios públicos que hay en las ciudades, y de fomentar la conciliación de las familias que elijan vivir en el rural. Pero no vemos acciones concretas que vayan en esta dirección, solo bellos discursos.
Los padres de las tres niñas ya lamentan el haber decidido irse a vivir a un pueblo, cuando algo tan básico como la educación está sujeto a tantas restricciones… por no mencionar la falta de otros servicios básicos en los pueblos.