Rebel Ridge (2024)
Duración: 130 min. País: Estados Unidos. Dirección:Jeremy Saulnier. Guion: Jeremy Saulnier. Reparto:Aaron Pierre, Don Johnson, Anna Sophia Robb, David Denman, Emory Cohen, Steve Zissis, Zsané Jhé, Dana Lee y James Cromwell. Música: Brooke Blair, Will Blair. Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck, David Gallego. Productoras: Filmscience, Bonneville Pictures.
En los primeros compases de este film, todo nos evoca a Rambo: Acorralado, la producción de 1982, protagonizada por Sylvester Stallone, quien también participó en el guion. Pero el director, Jeremy Saulnier, pronto se desmarca para convertir la trama en una denuncia social, con una carga dramática bastante sólida. Igualmente, el guion nos ha recordado positivamente a En el calor de la noche (1967), interpretado por Sidney Poitier. Todo comienza con el atropello de la policía a un ciudadano que va en bicicleta, al que le confiscan una bolsa de dinero, que el protagonista quería utilizar para pagar la fianza de su primo. Todo apunta a una trama de corrupción en una pequeña ciudad, consolidada por la policía, y apoyada por el juez local. El protagonista, posee muchas similitudes con la interpretación que hiciera Tommy Lee Jones en The Hunted (2003). Este papel recae en el actor Aaron Pierre, conocido por aparecer en Tiempo, de M. Night Shyamalan. Es un actor solvente, con una gran presencia física, pero no reñida para mostrar matices en la interpretación, con expresividad y sensibilidad. Como antagonista Don Johnson –rescatado del olvido–, que, a sus 74 años, ofrece su mejor porte y profesionalidad. Destacar la aparición de todo un veterano, que no defrauda nunca: James Cromwell, encarnando al juez local.
Un film con las dosis justas de acción, sin necesidad de artificios, ni de grandes explosiones, pero que es capaz de condensar en esas escenas más tensión que muchas películas del género. Además, el protagonista tiene muy claro que quiere minimizar los daños personales ante cualquier conflicto. Su objetivo no es matar al oponente, solo contenerlo y desarmarlo, lo cual aporta un enfoque pacifista, creando mayor capacidad de suspense en las secuencias de acción, porque la brutalidad desmedida que muestra la policía, choca con los principios éticos de éste. Un film con una duración que ya no es habitual, pero del que no sobra nada, más bien hubiéramos querido que se extendiera, para poder seguir deleitándonos con las peripecias que va superando su protagonista. Y, por último, una mención a la productora, la gran plataforma de cine Netflix, que comienza a tomarse en serio crear cine de calidad, no solo productos de usar y tirar, si no auténtico séptimo arte.