Conocer la historia nos acerca a entender nuestra identidad. Respetar y preservar el legado de nuestros ancestros es un compromiso que nos permite asegurar que futuras generaciones también puedan descubrirlo y valorarlo. No somos dueños de este rico patrimonio histórico, cultural y natural, somos tan solo sus depositarios y custodios. Por ello tenemos que emplearnos a fondo para su óptima conservación.