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Exposición del Festival Internacional en el Camino de Santiago en el Museo Diocesano de Jaca

Jesús Lizalde durante su intervención en el acto de inauguración de la exposición en el Museo Diocesano de Jaca. FICS

El Museo Diocesano de Jaca acoge la exposición La música en la encrucijada y sus instrumentos, organizada con motivo del XXXIII Festival Internacional en el Camino de Santiago y que podrá visitarse hasta el próximo 25 de agosto. La muestra fue inaugurada en un acto que contó con la presencia del delegado de Patrimonio de la diócesis de Jaca, Jesús Lizalde; el diputado de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca (DPH), Carlos Sampériz; el alcalde de Jaca, Carlos Serrano; la presidenta de la Comarca de la Jacetania, Olvido Moratinos; el comisario de la exposición, Luis Delgado, y el director del Festival, Luis Calvo.

Tras la inauguración, Delgado ofreció una conferencia sobre el contenido de la exposición, formada por instrumentos procedentes del Museo de la Música-Colección Luis Delgado de Urueña.

Su comisario es un músico, autor, instrumentalista y productor musical que ha aportado sus trabajos también al campo de la investigación y divulgación musical, dedicando gran parte de su tiempo a la organología y la recuperación de piezas.

Para Delgado, “los viajes de la música a lo largo del tiempo y de la geografía han dado como resultado una evolución constante en los instrumentos, paralela a la fusión de diferentes estilos”. “Esta exposición –dijo– nos muestra cómo en la música la encrucijada es permanente, y cómo cualquier arte viva se encuentra constantemente en el dilema de tomar decisiones, a veces estéticas, a veces técnicas y, otras, culturales”.

Entre todo el preciado inventario de instrumentos expuestos en Jaca recomienda detenerse en un minimoog de 1972 que hacer referencia al trabajo de Wendy Carlos, pero también se exponen piezas históricas, como una guitarra de fado de principios del siglo XX, una reproducción de un arpeggione original, conservado en el Museo Metropolitano de Nueva York, diseñado por Félix Stauffer en 1823, y un violín-trompeta de Josef Lidl fabricado hacia 1919, que ha cedido Diego Galaz para esta exposición.

“En algunos casos el concepto se ve reflejado en el uso del instrumento, como es el ejemplo de la armónica de Antonio Serrano que, sin ninguna alteración organológica se ha incorporado plenamente al flamenco, pero en otras ocasiones es la propia estructura del instrumento la que acusa la influencia de la encrucijada, como sucede con el phonoviolín que August Stroh patentara en 1899, o el frottoir del Zydeco, que surge a partir de una tabla de lavar”, destacó Luis Delgado.

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