Aruej, Larrosa y la torre medieval de Atarés son los principales referentes de una lista de bienes cuya desaparición parece “inevitable” si las administraciones no ponen medios para evitarlo
Estado en que se encuentra la torre medieval de Atarés en una imagen de 2021. EL PIRINEO ARAGONÉS
La Asociación Sancho Ramírez vuelve a incidir en el editorial del número 52 de la revista La Estela, correspondiente al periodo de verano de 2024, en el patrimonio olvidado del territorio, condenado de forma “inexorable” a su desaparición, sin que las administraciones competentes en su conservación pongan medios para evitarlo.
La denuncia, aunque pueda parecer reiterativa, sigue siendo necesaria mientras haya una posibilidad de solventar lo que parece “irremediable”, como indica la propia asociación.
“Nuestra Asociación Sancho Ramírez lleva años pidiendo, rogando que no olvidemos el patrimonio aislado que también forma parte de nuestra herencia cultural y que, por ello, deberíamos transmitir a las futuras generaciones”, recuerda en el editorial, donde se repasan algunos de los bienes patrimoniales que se encuentran en avanzado estado de ruina y que merecerían su recuperación por el valor patrimonial, histórico y artístico que atesoran. Son los casos de Aruej, el primer edificio románico que se levanta en el Camino de Santiago tras cruzar el puerto de Somport, así como la torre medieval que lo acompaña.
Lo mismo ocurre con la iglesia de Larrosa, “magnífico ejemplar de románico lombardo que, de haber sido construido dieciocho kilómetros al este, presentaría, como todas las iglesias similares de nuestra comarca vecina del Alto Gállego, un adecuado estado de restauración, además de anunciar debidamente su ubicación en el camino principal del valle de La Garcipollera, como debería estar también señalizada en la carretera nacional el desvío para visitar la muy importante, para el arte románico español, ermita de Nuestra Señora de Iguácel”, denuncia Sancho Ramírez.
Abside de la iglesia de Larrosa, uno de los edificios de románico lombardo de la Jacetania, actualmente en estado de ruina. EL PIRINEO ARAGONÉS
El tercero de estos bienes olvidados que requiere de una urgente intervención es la torre medieval ubicada en la entrada al valle de Atarés, “que todavía mantiene casi intactas sus dimensiones” y es “la única de la comarca que no está restaurada y que permitiría al visitante de su maravilloso entorno natural entender mejor el pasado fronterizo de nuestro territorio”, señala.
La Asociación Sancho Ramírez explica que si vuelve a recordar estos “olvidos” es porque “a pesar de que el municipio de Jaca ha podido aprobar el mayor presupuesto de su historia y que de los varios millones del Plan Pirineos que se han repartido para el valle del río Aragón, ningún euro se va a destinar a consolidar nuestra Historia ni a aportar nuevos incentivos culturales a los que nos visitan”.
Llegado a este punto, la asociación jacetana se pregunta “si realmente es inevitable” la desaparición de este rico patrimonio. “Entendemos que hay siempre prioridades, pero, a pesar de que tras décadas de intentos para que se asuma que el patrimonio inmueble de nuestra comarca nos obliga a su mantenimiento obtenemos tan escasa respuesta, es nuestra obligación pensar que no es irremediable”, recalca, recordando, a su vez, que la arquitectura románica “es una de las primeras señas de identidad europea”.
“La comarca de la Jacetania es un territorio con múltiples muestras de aquella primera manifestación cultural”, añade la asociación en el editorial. “Tenemos cantidad y calidad, si la sabemos cuidar y mostrar añadiremos ofertas para este turismo cultural cada día más numeroso y, también exigente”, indica, señalando igualmente que los fondos destinados a las actividades de las asociaciones sin ánimo de lucro “han ido decreciendo en los últimos años”, por lo que “son las instituciones las que, si sus presupuestos no lo permiten, pueden acceder a otros fondos que posibiliten acometer las obras necesarias para salvar de la desaparición los edificios que demuestran con su presencia y belleza lo que fuimos y, conservándolos, lo que somos”.
El número 52 de la revista La Estela incluye, entre sus artículos destacados, un amplio reportaje del historiador Domingo J. Buesa Conde dedicado a la Bara Jaquesa. Se trata del discurso de agradecimiento que pronunció en el Museo Diocesano de Jaca cuando le fue entregado el galardón del mismo nombre y que concede la Asociación Sancho Ramírez. En La utilidad, de la Bara Jaquesa. La grandeza de una medida, que es como se titula el artículo, Buesa recuerda, entre otras muchas consideraciones y datos de interés para el lector, que “la Bara Jaquesa, que aparece dos veces esculpida en los muros de la catedral [de Jaca], es uno de esos elementos que se ha convertido en referencia obligada para la historia del reino de Aragón”.