50 AÑOS
Agosto 1974
El Gran Hotel de Jaca en temporada de verano, en una imagen de los años 70. ARCHIVO
Llegó tarde, pero intenso el verano jaqués, como si hubiese llegado todo de vez. Aquí, al parecer, el sol descarga sus potentes rayos en una sola semana para dejarnos después temperaturas agradables con mañanas y noches fresquitas.
¿Habrá turismo? ¿No habrá turismo? Los jacetanos nos hemos pasado el tiempo deshojando la margarita para que, cuando nos hayamos dado cuenta nos hallemos ya en los umbrales de agosto.
Turismo extranjero poco; muy abundante sin embargo el turismo interior.
La promoción de viviendas que en su mayor parte han ido a parar a zaragozanos de la capital, vascongados y navarros, ha producido esas riadas de viandantes multicolores que llenan nuestras calles de alegres vestimentas y algunas de jóvenes «pops» que no pasan de «vest…» por lo corto y escaso de su atuendo.
La pista de hielo del Pirineo, las piscinas del complejo deportivo y las excursiones en «voiture», como dicen los franceses, se prodigan muchísimo y los preciosos valles de la Jacetania se pueblan de numerosos turistas de un día, que se unen a los que se hallan fijos de temporada y que, según nuestras noticias, son muchos cientos en cada lugar.
Los hoteles trabajan a tope, pero como falta ese turista que acostumbra a cargar sus bolsas de «souvenirs» los establecimientos de este ramo acusan algo la falta de sus habituales clientes.
El yantar reposteril no ha perdido garra y son muchos, muchísimos, los que hacen uso de esas golosinas de confitería, que, a veces, agotan las existencias de cada día (…)