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Azul

Azul (Trois couleurs: Bleu, 1993)

Duración: 98 min. País: Francia. Dirección: Krzysztof Kieślowski. Guion: Krzysztof Piesiewicz, Krzysztof Kieślowski. Reparto: Juliette Binoche, Benoît Régent, Florence Pernel, Charlotte Véry, Hélène Vincent, Philippe Volter, Claude Duneton y Hugues Quester. Música: Zbigniew Preisner. Fotografía: Slawomir Idziak. Productoras: MK2 Productions, CED Productions, France 3 Cinéma.


Hace 30 años del estreno de Azul, la primera parte de la trilogía del director polaco Krzysztof Kieślowski. Igual es simple coincidencia, el azar, o es intencionado, pero no deja de ser curioso que se reestrene este film en plena segunda vuelta de las elecciones en Francia, sobre todo cuando existe en una verdadera crisis de los valores de la República Francesa con la victoria de la ultraderecha. Pensaremos que es simple casualidad.

Kieślowski quiso rendir homenaje a su país de adopción, con un film con cada color de la bandera gala, y desarrollando en ellas los principios fundacionales de la República: libertad, igualdad y fraternidad. En Bleu, el director arranca la narración con Julie, una mujer que pierde a su marido, un gran compositor, y a su única hija, en un accidente de automóvil. Destrozada, decide comenzar una nueva vida de forma anónima e independiente, intentado librarse de todas las ataduras de su pasado. Kieślowski quiso mostrar una metáfora entre el dolor humano y Europa. Pensando que nuestro continente había cambiado, que era un lugar civilizado, y que Francia había superado muchos de sus problemas. Y, sobre todo, que hay esperanza en los seres humanos que pueblan nuestro continente. Del dolor de la protagonista surge la bondad, la comprensión, y sobre todo, el concepto más importante: la libertad.

Kieślowski en la dirección, utiliza el color azul en multitud de secuencias, algunas son puros poemas visuales, como los cristales azules reflejándose como lágrimas en el rostro de ella, una taza de café, el brillo de unos ojos o las aguas azules de la piscina. Todo para mostrar la tristeza, y para acompañar a una actriz, Juliette Binoche, que aparece en todo el metraje, soportando todo el peso del film, en su mejor actuación, en este papel que parece hecho a medida para ella. Es capaz de transmitir tristeza, melancolía y la frustración de haberlo perdido todo, y, sin embargo, tener esperanza. También, una especial atención a la banda sonora, que acompaña al personaje en su duelo, que ayuda a que sea la música la que exprese lo que siente la protagonista, para que Binoche no tenga ni que hablar, solo mostrarse delante de la cámara.

Este film puede que sea el mejor de la trilogía, pero la oportunidad que nos han brindado de poder verla de nuevo en pantalla, con su restauración y paso a 4K, es algo maravilloso. Una de esas grandes películas que, siendo intimista y en ocasiones lenta, deja huella, se clava en nuestro recuerdo, y nunca nos abandona.

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