The Arctic Convoy (Konvoi, 2023)
Duración: 108 min. País: Noruega. Dirección: Henrik Martin Dahlsbakken. Guion: Lars Gudmestad, Harald Rosenløw-Eeg, Christian Siebenherz. Reparto: Tobias Santelmann, Anders Baasmo, Fredrik Stenberg, Adam Lundgren. Música: Johannes Ringen. Fotografía:Oskar Dahlsbakken. Productoras: Fantefilm. Distribuidora: Magnolia Pictures.
Hace muchos años que el género bélico no tenía un estreno digno en las salas de cine. Ese cine bélico que nos relataba acontecimientos de la II Guerra Mundial. Ese cine que nos transportaba a una batalla, al heroísmo de unos pocos, que, sin embargo, contribuyeron a terminar con la Alemania nazi. Ahora, Konvoy aparece con un planteamiento clásico, ambientado en 1941, cuando Hitler invade la Unión Soviética y los aliados deben ayudar con el transporte de material de guerra. Todo ello, desde la visión de los civiles que lograron esas hazañas, marineros que se enfrentaban, en total inferioridad, a un ejército alemán que controlaba el Ártico.
Film de factura noruega, con actores relativamente desconocidos y con un director, Henrik Martin Dahlsbakken, que el año pasado produjo un film sobre Edvard Munch, que no llegó a las pantallas en nuestro país. Casi le sucede lo mismo con este nuevo proyecto, pero, afortunadamente, al final ha podido ser proyectada en nuestros cines, aunque con algo de retraso.
La historia, en sí misma, es fascinante. Tanto políticos como militares noruegos, incluida la casa real noruega, se comportaron con bastante ineptitud, por no decir cobardía, cuando los nazis ocuparon el país en apenas dos semanas. Sin embargo, fueron los anónimos marineros civiles, de una sólida marina mercante, quienes establecieron la resistencia, apoyando a los aliados en el transporte de armas y municiones. El conjunto, prescinde tanto de las escenas artificiosas como de los efectos, porque el planteamiento es de interior. Un juego dramático, que muestra lo que cada uno de esos marineros vivieron dentro del buque, rodeados por las constantes nieblas, y con la única visión a través de los ojos de buey, en la inmensidad del Ártico. También aporta más tensión a esta película, la rivalidad entre el capitán y los diferentes estratos de la tripulación. Realizada con honestidad, y con los medios suficientes, posee una gran fotografía, y varios guiños al cine bélico clásico, incluido uno, muy evidente a El tren (1964), de John Frankenheimer. Unas interpretaciones brillantes, capaces de transmitir con veracidad, la soledad y la angustia de la tripulación.
En definitiva, una producción bélica de manual, con aires de cine de otra época, provista de buen vestuario y excelente ambientación para recrear con detalle incluso el armamento y el propio atrezo del buque.