“La IA y la robótica están redefiniendo el futuro del trabajo. Con desafíos demográficos como la baja natalidad y el envejecimiento poblacional, la adopción de tecnologías automatizadas no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad para mantener el ritmo de la economía global”
Los robots se van a integrar en procesos cada vez más humanos.
En el artículo anterior exploramos cómo la automatización, fruto de la unión de la IA (inteligencia artificial) y la robótica está eliminando puestos de trabajo en sectores tradicionalmente dominados por la mano de obra humana. En muchas ocasiones se pone el grito en el cielo y se escuchan opiniones apocalípticas sobre el futuro laboral, pero como veremos a continuación, en muchos casos este tipo de automatizaciones es ya una necesidad coyuntural.
Más allá de la productividad, algunas de las causas relacionadas con la automatización hay que buscarlas en factores demográficos, como la baja natalidad y el envejecimiento poblacional, algo que está acelerando la adopción de robots en muchos países occidentales, siendo Corea del Sur el caso más paradigmático. Corea del Sur se enfrenta a una crisis demográfica debido a que tiene una de las tasas de natalidad más bajas del mundo y una población que envejece rápidamente. En este contexto la densidad de robots ha alcanzado 1,012 por cada 10,000 trabajadores, la más alta del mundo.
Esta situación no es exclusiva del país asiático; muchos países occidentales están lidiando con problemas similares. La falta de trabajadores especializados está llevando a una mayor demanda de tecnologías automatizadas para llenar el vacío dejado por la disminución de la fuerza laboral.
En España, por ejemplo, el sector tecnológico se enfrenta a una escasez crítica de trabajadores que den servicio a la demanda. La asociación DigitalES estima que hay 120,000 puestos de empleo en el sector tecnológico que no se pueden cubrir actualmente.
Aunque, como es lógico, el sector tecnológico es el que más automatizado está, se trata de un proceso que va a afectar a otros sectores con problemas similares. Uno de ellos puede ser el de la hostelería, donde empresas como Doosan Robotics están desarrollando robots colaborativos conocidos como “cobots”, los cuales, a diferencia de los industriales usados en fábricas, no están diseñados tanto para sustituir personas, como para aligerar el trabajo de las mismas. Así, hace unas semanas presentaron un robot de cocina capaz de freír en dos horas comida para 500 personas en un instituto de secundaria.
La experiencia de Corea del Sur, con su alta densidad de robots y el apoyo gubernamental a la “economía K-robot”, muestra que la inversión en tecnología y la formación son cruciales para gestionar la transición hacia una economía más automatizada y asegurar un futuro próspero y sostenible. Sin embargo, es fundamental recordar que lo más valioso que tiene cualquier empresa son las personas. La tecnología debe ser una herramienta para potenciar el talento humano, no para reemplazarlo. La innovación y la automatización deben ir de la mano con políticas que fomenten el desarrollo personal y profesional, garantizando que los beneficios de estos avances tecnológicos se distribuyan equitativamente y mejoren la calidad de vida de todos.