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“Nos adentramos en la psicología de TikTok, revelando cómo su algoritmo utiliza técnicas de personalización y refuerzo intermitente para crear una experiencia irresistiblemente adictiva”

TikTok es la red preferida de los más jóvenes.

En el artículo anterior, analizamos cómo la red social TikTok ha emergido como un actor influyente en la geopolítica global, siendo un importante campo de batalla entre las dos superpotencias mundiales, Estados Unidos y China. Estas maniobras políticas y económicas en torno a esta app plantean una cuestión de fondo muy relevante: ¿qué hace que TikTok sea tan irresistible para millones de usuarios de todo el mundo?

Con su enfoque en videos cortos y altamente adictivos, TikTok ha transformado el concepto de entretenimiento, revolucionando la manera en que los usuarios interactuamos con el contenido digital. La razón de su éxito radica en dos características de su algoritmo muy relacionadas con nuestra psicología: la personalización y el “refuerzo intermitente”.

Por un lado, el algoritmo de TikTok aprende activamente de nuestras interacciones. Analiza nuestros “likes”, nuestras preferencias y el tiempo que pasamos viendo cada video, de esta manera es capaz de adivinar nuestros gustos e ir ajustando continuamente el contenido que nos muestra. Esta personalización asegura que casi siempre haya algo atractivo para ver, aumentando nuestro tiempo de permanencia en la aplicación.

Por otro lado, el algoritmo utiliza lo que los psicólogos denominan “refuerzo intermitente”. TikTok nos recompensa de manera no constante con videos que podrían interesarnos mucho o poco, creando un ciclo de anticipación y satisfacción.

Con este refuerzo intermitente, los premios (videos que nos resultan particularmente atractivos y gratificantes) se distribuyen de manera no sistemática o predecible. Al alternar videos que nos gustan mucho con otros que nos interesan menos, TikTok crea una dinámica de búsqueda del tesoro.

Cada vez que nos encontramos con un video que nos entusiasma, nuestro cerebro libera dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer. Esta liberación de dopamina nos hace sentir bien, reforzando el comportamiento de seguir deslizando en nuestra pantalla en busca de más contenido gratificante. Sin embargo, la incertidumbre de no saber cuándo aparecerá el próximo video perfecto nos mantiene deslizando indefinidamente, en busca de esa próxima ráfaga de felicidad. Este ciclo de anticipación y recompensa es lo que puede hacer que la experiencia de usar TikTok sea excepcionalmente adictiva.

Esta combinación de personalización profunda y refuerzo intermitente hace de TikTok una herramienta excepcionalmente poderosa para mantener a los usuarios enganchados durante períodos prolongados. Aunque el vasto mundo de contenido que ofrece TikTok puede ser atractivo, es importante reconocer cómo estos mecanismos diseñados para maximizar la retención pueden influir en nuestro comportamiento, incluyendo una potencial pérdida de poder de concentración, algo que ya está afectando a los más jóvenes y que sin duda va a tener un gran impacto en la salud mental a corto y medio plazo.

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