Ideas lanzadas por la Asamblea Canal Roya
(Foto https://transportemundial.com.ar/buses/bus-electrico-mercedes-ecitaro-g/)
Presentación
La fallida unión de estaciones de esquí por Canal Roya ha demostrado que a los habitantes del Pirineo Occidental les importa más el respeto y protección de las montañas donde viven que los “macroproyectos” impuestos desde fuera. Era evidente que no lo consideraban algo suyo. Con este rechazo en mente, el grupo de comunicación de la Asamblea Canal Roya quiere lanzar una serie de artículos de opinión en los cuales exploraremos las alternativas posibles para la región. Se recogerán en El Pirineo Aragonés, tanto en la edición impresa como en la digital, tras llegar a un acuerdo de publicación durante este año 2024.
Serán propuestas valientes, provocadoras e imaginativas y pretendemos traer el pensamiento crítico a la situación en la que nos encontramos, buscando posibles vías nuevas de desarrollo y de sostenibilidad real.
Nuestra intención es abrir el debate entre habitantes, administraciones locales, empresarios y gobierno regional. La unión de Astún y Formigal y el Plan Pirineos suponen una inversión pública muy importante. Investigaremos cómo la inversión pública podría desarrollar nuestro territorio de otra manera, y cómo las personas que vivimos aquí podemos intentar coger las riendas de nuestro destino. Queremos que las alternativas sugeridas se debatan, se contrasten y se desarrollen, y que entre todos seamos capaces de buscar un consenso acorde con la época en la que vivimos. El consenso es esencial, pero ha estado ausente durante demasiado tiempo.
No hay varita mágica para transformar todo en un solo momento, pero tenemos que salir del camino tan trillado que llevamos décadas siguiendo. Es el momento de echarle valor, imaginación y sentido común. Estas apuestas están escritas por personas del territorio, capacitadas y autorizadas para opinar sobre su propio futuro.
Medios de transporte, apostando por la mitigación y la adaptación
El Gobierno de Aragón acaba de anunciar que destina 22 millones de euros a un medio de transporte que tendrá 2,44 km de largo. Unirá una empresa privada con otra empresa privada. Transportará 2.400 de sus clientes a la hora y se podrá utilizar también en verano. Estamos hablando de la telecabina que unirá Candanchú con Astún.
No tenemos constancia del estudio de viabilidad de este proyecto. En esta Apuesta por el territorio vamos a cuestionar la elección de este medio de transporte y preguntarnos si no hay mejor opción para invertir en el desarrollo del territorio.
Primero. La inversión es nuestro dinero. En nuestra condición de aragoneses, españoles y europeos, se va a regalar ese dinero a dos empresas privadas con ánimo de lucro. ¿En el mundo empresarial, no debería ser la empresa la que asume los riesgos, invierte el dinero y recoge los beneficios? Evidentemente, ese no es el caso aquí.
Segundo. Para que la telecabina funcione, ambas empresas, Astún y Candanchú, tienen que estar operativas. Si pasamos cinco inviernos consecutivos igual de malos o peores que el actual de 2023 y 2024, ¿podrán estas empresas mantenerse a flote como negocio? Ojalá que sí y que las condiciones de este invierno resulten excepcionales, pero no es descabellado considerar lo peor. ¿Es la telecabina solo la punta del iceberg de un rescate incondicional?
Tercero. 2.400 esquiadores a la hora. La Diputación General de Aragón (DGA) no publica cifras de Astún-Candanchú. En este invierno de 2023 y 2024, ¿cuántos días ha habido en Astún y en Candanchú 2.400 esquiadores entre ambas estaciones? Es legítimo sospechar que se va a construir una instalación sobredimensionada que, además, no solucionará uno de los problemas habituales de este valle: la ventisca. Cuando hay tormenta, y hay que cerrar por seguridad, ¿cómo se vuelve a la estación de origen? Por carretera, evidentemente, usando otro medio de transporte.
Cuarto. Se usará todo el año. ¿En serio? Estando los valles de Aísa, Hecho, Ansó o el futuro Parque Natural de Canal Roya a un paso, ¿quién pagará para estar en medio de los hierros, balizas, cables, pistas y demás heridas paisajísticas que saltan a la vista cuando la nieve no los tapa?
Cinco. El presupuesto habla de 22 millones de euros. En una obra ubicada a 1.500- 2.000 m sobre el nivel del mar, en laderas inestables de mucha pendiente, es fácil prever sobrecostes. Quien dice 22 millones hoy, dice 26 o 32 millones el día de mañana.
Además, no nos olvidemos de las consideraciones medioambientales fundamentales: impacto paisajístico, afectación a suelo, flora, avifauna (especialmente el quebrantahuesos), desestabilización de laderas y contaminación de aguas de la cabecera del río Aragón… Y de la sostenibilidad: la actuación ni mitiga los efectos del cambio climático ni los adapta mejor a ello.
La alternativa
No nos han pedido alternativas, pero eso no impide tener nuestras propias ideas.
Como la telecabina es un medio de transporte, hemos pensado en otro medio de transporte que servirá para trasladar esquiadores entre las estaciones y que puede dar un servicio a la comarca durante todo el año. El plan tiene pasos sencillos, cumple las mismas funciones que la telecabina, aporta grandes beneficios adicionales, vale la mitad y se autofinancia.
Se compran 10 autobuses y minibuses eléctricos o de hidrógeno, y se contrata a 15 personas para conducir los vehículos. Se construyen 15 viviendas para las personas que se encargan de la conducción (como veremos en otros artículos de esta serie de Apuestas por el territorio, hay que recordar que crear puestos de trabajo nuevos no tiene ningún sentido si las personas trabajadoras no tienen dónde vivir).
Los autobuses eléctricos disponen de una autonomía de 350 km y cuestan 500.000 euros cada uno, tardando 4-5 horas en recargar, mientras que los de hidrógeno tienen la misma autonomía, valen 690.000 euros y tardan 7 minutos en recargarse (si son como los comprados por el TMB barcelonés). Estos vehículos funcionan perfectamente en la montaña y en condiciones extremas de frío. El viaje de Astún a Candanchú es de 4 km y el tiempo de traslado de 7 minutos. Cada autobús podría realizar 87 viajes de ida con una sola carga. Número de esquiadores transportados a la hora: 1.000, aumentable según demanda.
Instalar un servicio lanzadera desde Jaca a Candanchú (30 km, 11 viajes/carga), para evitar la necesidad de llevar coches hasta las estaciones. Fuera de la temporada de invierno, estos vehículos se añaden a una red de transporte eléctrico para articular la comarca. Lanzaderas Jaca-Canfranc, Jaca-Sabiñánigo-Jaca, Jaca-Sigüés y combinado con el tren en Canfranc, Villanúa y Jaca. Se complementa la articulación principal con un servicio de minibús entre los valles, conectando los pueblos y llegando a las cabeceras de esos valles. Se sacarían miles de vehículos privados de nuestras carreteras, y de los espacios naturales protegidos (mitigación directa de una de las causas del cambio climático).
En los pueblos donde no lleguen los minibuses, se podrían instalar coches eléctricos compartidos, los clubs de coche (ver anexo final): 6 clubs con 3 vehículos, más sus instalaciones solares de carga, a 70.000 euros cada coche, es decir, 1.260.000 euros en total.
¿Cómo se paga todo esto? Este sería un posible plan. Inversión en 6 autobuses: 690.000 euros por unidad, 4.140.000 euros; 4 minibuses por 120.000 euros la unidad, 480.000 euros; 3 puestos de repostaje a 50.000 euros cada uno, 150.000 euros; 15 viviendas por 180.000 euros cada una, 2.700.000 euros, y 6 clubs de coche, 1.260.000 euros. Total de la inversión, 10.080.000 euros.
Gastos anuales: consumo (50.000 euros por 10 vehículos, 500.000 euros), gastos de personal (15 por 60.000 euros al año, 900.000 euros) y mantenimiento, amortización y reposición, 500.000 euros. Total, 1.900.000 euros.
Ingresos: Astún y Candanchú destinarían 4 euros de cada forfait de sus 2.400 esquiadores diarios durante las 16 semanas de la temporada: 2.400 por 4 euros por 16 semanas, 1.075.200 euros.
Hay 27.000 viviendas en la Jacetania (habituales y de segunda residencia). Se crea una tasa de 100 euros por vivienda que da derecho a dos pases anuales ilimitados a la red de transporte por cada hogar. Serían 27.000 euros por 100 unidades de vivienda, 2.700.000 euros en total.
La Ciudadela de Jaca recibió 104.000 visitantes en 2023. Supongamos que entre todas las personas que recalan en la comarca durante el año, 52.000 de ellos compran pases de fin de semana de 10 euros. Serían 52.000 euros por 10, 520.000 euros.
Solo estas tres fuentes de ingresos sumarían 4.295.000 euros, proporcionando un superávit anual de 2.395.200 euros. En poco más de cuatro años, habríamos amortizado los 10.080.000 euros de la inversión inicial.
Imaginemos por un momento las oportunidades turísticas, económicas, laborales, deportivas, educativas, de integración, emancipación, conciliación, ocio y de relaciones personales que una red de transporte público comarcal frecuente, sostenible y de bajo coste ofrecería a las personas que vivimos aquí. Pensemos también en los beneficios que, en este caso, se miden en “menos”: miles de kilogramos de CO2, menos ruido, menos tráfico, menos atascos, menos gasto en gasolina en vehículos privados, menos desgaste de las carreteras, menos afectación a los hábitats más sensibles (los de alta montaña) y una larga lista de etcéteras. ¿Quién se atreve a calcular el valor económico de estos beneficios indirectos?
Recapitulación
El presupuesto para la telecabina es de 22 millones de euros, el nuestro (rápido y somero, hay que reconocer) es de 10.080.000 euros (15 viviendas incluidas). Con la mitad restante del dinero se podría instalar el mismo servicio de transporte en el Alto Gállego. Si se repite la operación con los 19,1 millones de euros restantes destinados a la telecabina Benasque-Cerler (2,01 km de largo), las comarcas de Sobrarbe y de la Ribagorza se sumarían también al mejor sistema de transporte público imaginable, convirtiendo el Pirineo aragonés en un auténtico destino sostenible, de una vez por todas. ¿Cuánto tiempo sería necesario para implementarlo? ¿Cuatro o cinco años? No mucho más.
Si fuera decisión de los habitantes del Pirineo, ¿qué elegiríamos? ¿Tener antes de 2030 una red de cientos de kilómetros de transporte público limpio, barato, renovable, flexible y sostenible en todo el Pirineo aragonés, desde la frontera con Navarra hasta la frontera con Cataluña, sin renunciar a transportar esquiadores, o 4,5 km de telecabina?
Y una última cosa. Si los peores pronósticos del calentamiento global se cumplen, y por desgracia las estaciones de esquí tienen que cerrarse, los vehículos, con sus ruedas, se llevarían a otro sitio donde son necesarios: adaptación al cambio climático en estado puro. Por el contrario, la telecabina se quedará abandonada en la montaña, un monumento inmóvil a la falta de visión de los políticos que lo colocaron allí.
Club de coches eléctricos compartidos
Es un concepto relativamente nuevo que facilita el transporte de bajas emisiones a personas que necesitan el uso ocasional de un vehículo particular. Los vehículos se cargan en su “base”, mediante fuente de energía renovable propia o convencional desde la red eléctrica. Los miembros del club pueden reservar el uso del vehículo mediante una App, pagando su uso por minutos, horas o días. Al terminar su periodo de uso, el coche se vuelve a la base para la siguiente persona. El club se hace cargo del mantenimiento, seguro, etc., como en un renting convencional.
Guppy tiene clubs en Asturias, Cantabria, Bilbao y Madrid https://www.guppy.es/ mientras la cooperativa Som Mobilitat dispone de una red muy extensa en Cataluña https://www.sommobilitat.coop/es/. El pueblo de Hook Norton en Reino Unido tiene un club comunitario con 6 vehículos https://www.hn-lc.org.uk/hooky-car-club, mientras que Hyundai ofrece una versión de este concepto ya funcionando en España https://www.hyundai.com/es/es/mas-hyundai/responsabilidad-social-corporativa/vive.html.