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La borrasca Nelson condicionó sobremanera la Semana Santa y los actos previstos del 24 al 31 de marzo. La lluvia obligó a suspender la mayor parte de las procesiones, a excepción de las del Domingo de Ramos, la única jornada soleada y que registró buen tiempo, y la del Silencio (Martes Santo) –con el Cristo de Biscós, El Descendimiento y La Piedad–, que pudo salir a la calle aprovechando una de las pocas ventanas en las que no se registraron precipitaciones, aunque sí se dejó sentir el frío entre los cofrades y el público. También pudo realizarse la Rompida de la Hora, en la noche del Miércoles Santo, pero no la procesión de ese día, con la participación de los pasos de la oración en el huerto de los olivos y de la última cena.

La del Encuentro (Lunes Santo), el Vía Crucis (Jueves Santo) y la del Domingo de Resurrección tuvieron que reducirse a una celebración en el interior de las iglesias. Tampoco hubo opción para la procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, en la que tenían que haber participado todas las hermandades y cofradías y los 15 pasos que conforman la Semana Santa jaquesa.

Independientemente de ello, el presidente de la Junta de Cofradías, Carlos Lacadena, realizó un balance positivo, tanto en lo religioso como en lo social.

El Cristo de Bescós volviendo a su ubicación en la capilla de Santa Ana de la Catedral de Jaca, tras la celebración de la Semana Santa. MIGUEL RAMÓN HENARES
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