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La violinista, compositora y cantante cubana celebra en el Jaca Club de Jazz una década de talentosa carrera artística

Yilian Cañizares en una imagen para promocionar su gira de conciertos. FRANCK SOCHA

Yillian Cañizares es violinista, cantante y compositora, y está considerada como una de las artistas más interesantes y cautivadoras de la escena musical contemporánea. El pianista y maestro cubano Chucho Valdés la ha definido como “uno de los talentos más increíbles de la nueva generación de músicos cubanos, virtuosa, expresiva, espontánea y con una gracia que la convierten en la preferida de todos nosotros”.

Con una técnica y una sonoridad exquisitas, fruto de su formación académica siguiendo la tradición de la escuela rusa en su ciudad natal de La Habana, y de sus estudios posteriores, primero en Venezuela y luego en Friburgo (Suiza), Yilian ha conseguido forjarse un estilo propio, una manera de entender la música en la que confluyen la herencia clásica, el jazz y los ritmos afrocubanos y latinos, sin renunciar nunca a sus orígenes. “Existen pocos artistas hoy en día que sean tan versátiles como Yilian, cuyas creaciones reflejan el gran respeto que siente por el pasado, en total armonía con una sensibilidad orientada al futuro”, ha dicho de ella la crítica. De hecho, interpreta sus composiciones en español, yoruba y francés, y uno de sus rasgos distintivos es que canta y toca el violín al mismo tiempo.

La artista cubana ofrece este viernes en Jaca, dentro del ciclo de jazz, uno de los conciertos programados para celebrar sus diez años de carrera musical. Será en el Auditorio José Antonio Labordeta del Palacio de Congresos, a las 20:30 horas, donde presentará su proyecto Resilience Trío, junto al bajista mozambiqueño Childo Tomás y el percusionista cubano Inor Sotolongo. Es un espectáculo único en su género: fresco, atrevido y extremadamente creativo y en el que habrá “mucha improvisación”, en palabras de la propia Yilian Cañizares.

Presentará temas de varios de sus álbumes, especialmente de los tres últimos: Erzulie (2019), dedicado a la deidad haitiana del amor y la libertad, en el que combina sonidos, texturas y ritmos que van desde África hacia el Caribe; Resilience (2022), que contiene algunos temas que compuso durante la pandemia, que hablan de la capacidad de los seres humanos para sobreponerse a la adversidad psicológica, emocional y física; y Habana-Bahía, editado en 2023, que se grabó en Brasil para conmemorar esa primera década como artista.

El disco es un hermanamiento musical, espiritual y cultural entre Brasil y Cuba, que ahonda en las raíces afroamericanas de ambos países y en el que Yilian Cañizares se manifiesta como una artista completa: enérgica y alegre –muy cubana– como en Habana-Bahía, el tema que da título al álbum; sensual, misteriosa y profunda al interpretar Como el hilo, acompañada de Nelson Maca.

Seguidora de la tradición yaruba, el disco recoge también parte de esa cultura popular tan arraigada en la isla caribeña. Oxum, una de las deidades más populares y conocidas y que la santería sincretiza con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, es la canción que abre el álbum. Sugestiva, espiritual y cadenciosa, Oxum personifica la intensidad de los sentimientos humanos, el amor a la espiritualidad, la delicadeza, la finura, la feminidad y la fertilidad.

Motumbá es una composición fresca con evidentes reminiscencias étnicas, al igual que Guerreiro, Lo que tiene que llegar y Bembé, que invita a bailar y sumergirse de lleno en la fiesta afrocubana.

Dame ese beso, con un sutil toque francés, es una canción de amor loco, una locura de amor. Y punto y aparte merece La gloria eres tú, el bolero del maestro cubano José Antonio Méndez, una de las más bellas composiciones del filin cubano, que en la voz de Yilian Cañizares resulta arrollador.

Quería ser pianista, pero acabó decantándose por el violín. ¿Cómo fue aquel primer momento, ese flechazo que lo cambió todo?

Estuve mucho tiempo pidiéndole a mi mamá que quería estudiar música y la verdad es que siempre le dije que lo que quería era tocar el piano. Lo que pasa es que, al llegar a la escuela de música para hacer los exámenes de admisión, había una persona presentando el violín a los alumnos. Y ahí quedé prendada. El sonido de ese instrumento me llegó directo al corazón. Entonces logré empezar a estudiar los dos instrumentos, el piano y el violín, pero la verdad es que inmediatamente desarrollé una relación muy especial con el violín.

¿Qué le ha dado y qué le da este instrumento que en sus manos rebosa de sonoridad, energía, virtuosismo y versatilidad?

El violín ha sido mi compañero, mi guía y también mi pasaporte en la vida. Me ha enseñado la perseverancia, la disciplina, la constancia y muchas cosas más, que son importantes para la vida en general, desde mi punto de vista. Gracias a la música, y a ese instrumento, he evolucionado mucho como ser humano.

¿De qué fuentes bebe Yilian Cañizares? ¿Cuáles son sus influencias en un país como Cuba donde la música llena todos los momentos de la vida?

Yo bebo de todas las fuentes y de todas las aguas. Tengo un naturaleza bastante abierta y curiosa, creo. Y eso hace que me interese por muchos tipos de música diferentes, no solo por la música cubana. Además, desde los 16 años vivo fuera de Cuba, lo que ha hecho que mi universo musical se nutra de muchas vertientes diferentes, sin perder su raíz cubana.

¿Cómo se reparten en su música y composiciones las influencias africana y latina?

Esas son mis raíces. Entonces, que yo lo quiera o no, siempre están presentes como el aire que respiro. Nunca premedito cómo repartir las influencias, sino que trato de abrir mi alma a lo que siento en ese momento y dejar salir lo que es, simplemente.

¿Y qué ascendente aporta a su carácter, a su temperamento artístico y creativo, la tradición yoruba y la santería cubana?

Es una tradición espiritual que practico y que tiene un bagaje increíble, también desde el punto de vista musical y de la danza. Es tan rica que necesitaría varias vidas para poder profundizar en toda esta tradición cultural y espiritual. El panteón yoruba es para mí muy significativo. Está lleno de simbolismos porque refleja los diferentes arquetipos y energías que están presentes en nosotros los humanos… y eso en mi modo de ver nos permite conocernos mejor.

Yilian Cañizares y su violín. FRANCK SOCHA

¿Cuéntenos cómo es la experiencia de compartir escenario con maestros que son una referencia para todos como Chucho Valdés y Omar Sosa?

Es un regalo de la vida. Crecí bajo la influencia de la música de Chucho Valdés, que para mí es simplemente lo máximo. Y también de Omar Sosa, que ha sido una persona que ha abierto mucho la música cubana, mezclándola con otras culturas. Los vínculos que me unen a ellos son, por supuesto musicales y culturales, pero también profundamente espirituales. Poder compartir y aprender de ellos, y como ellos mismos lo han dicho, “recibir el relevo” es una bendición y también una responsabilidad. Ambos tienen mi cariño, mi agradecimiento y mi respeto incondicional.

¿Cuál es el hilo conductor –el estilo– del proyecto Resilience Trío que comparte junto a Childo Tomas e Inor Sotolongo?

Este proyecto es ahora mismo la columna vertebral de toda la música que estoy creando. Es un proyecto único y lo pienso sinceramente, porque no existe otra formación con esta instrumentación y esta mezcla de sonidos que estamos proponiendo. Es una revolución del concepto del trío. La magia y la conexión que tengo con Childo e Inor son únicas y, de verdad, que más que describirlo, es una experiencia que tienen que vivir… jajaja. 

Ya que lo dice. ¿Cuál es la propuesta que han preparado para el concierto de Jaca?

Estaremos tocando temas de diferentes álbumes: Erzulie, Resilience y el último Habana-Bahía. Habrá mucho espacio para la improvisación y, por supuesto, el fuego rítmico de la tradición cubana y africana, mezclado desde mi propia perspectiva artística.

Habana-Bahía es un álbum que grabó en Brasil, para conmemorar sus diez años de carrera artística. ¿Con qué se queda de todo este tiempo?

Con la experiencia humana. La música es un reflejo de eso, de lo que vivimos, de lo que sentimos y portadora de un mensaje. En mi caso, ese mensaje es un mensaje de empoderamiento femenino, de paz y de esperanza.

¿Y hacia dónde le gustaría evolucionar?

Hacia una Yilian aún más en resonancia con ella misma, sin miedos, abierta a continuar, cambiando, porque el cambio es evolución.

Fotografía de portada: LAUREN PASCHE
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