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“Exigimos valentía y honestidad políticas para reconocer el fracaso del recrecimiento de Yesa, explicar que su renuncia no es ninguna catástrofe y abordar las necesidades reales con alternativas socialmente más justas y medioambientalmente sostenibles”

Colocación de la primera piedra del recrudecimiento del embalse de Yesa en mayo de 2001. EL PIRINEO ARAGONÉS

El recrecimiento de Yesa no se terminará en esta legislatura, ni en la siguiente, ni nunca. Al menos, en los términos que fue concebido en las postrimerías del pasado siglo, sobre metodologías de planificación y gestión de masas de agua y ríos que tenían más de 100 años. En este sentido, resulta lamentable tener que asistir a las enésimas declaraciones de responsables políticos y de Bardenas que, desde posturas absolutamente egoístas, confunden sus deseos e intereses particulares con realidades e intereses generales.

Después que, hace casi un año, se paralizaran los trabajos de recrecimiento de Yesa, asistimos al anuncio de un nuevo plazo de finalización, que pone el contador en la misma posición en la que se hallaba cuando en mayo de 2001 se puso la primera piedra. Después de 23 años, prometen el recrecimiento de Yesa con el mismo horizonte que entonces. Pero, de verdad, ¿qué pasa en Yesa?

En Yesa pasa que, ya en 1983, su constructor René Petit dijo: “La ampliación de Yesa me daría mucho miedo”.

En Yesa pasa que, cuando se estaba redactando el actualmente en vigor modificado número 3, desde la Subdirección General de Infraestructuras y Tecnología se señaló: “A modo de resumen, entiendo que la tipología de recrecimiento adoptada conlleva la asunción de riesgos innecesarios y en absoluto despreciables, asociados a incertidumbres no resueltas”. Advertencias ignoradas por la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) y respondidas por el máximo responsable de la obra en aquellos momentos, Sr. Raimundo Lafuente Dios, desde la más absoluta prepotencia y falta de argumentos.

En Yesa pasa que, el informe encargado al Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que había de dar las definitivas garantías de seguridad, fue escondido más de un año desde su entrega y tan solo se atrevió a decir en sus conclusiones: “Creemos que, prestando atención a las recomendaciones de estos dictámenes y a los asesores especializados de la CHE, la ladera tiene estabilidad suficiente”. Algo que tiene mucho de opinión y poco de evaluación científica, para algo tan serio.

En Yesa pasa que, tras innumerables actuaciones y declaraciones asegurando la estabilidad definitiva, las laderas de Yesa se siguen moviendo y a fecha de hoy, el programa de observación de la Tierra de la Unión Europea Copernicus confirma al 100% que las laderas de Yesa se mueven y se están triturando.

En Yesa pasa que, cuando se habla con cualquier persona honesta que ha trabajado en las obras de recrecimiento de Yesa, confirma, a pie de obra, que cada solución dada ha sido un fracaso y que la solución definitiva no existe.

Solo la soberbia ingenieril, con coste cero para sus fracasos, y una ceguera política que, ignorando la crisis climática, vive de mitos del siglo pasado, pueden explicar estas proclamas de huida hacia adelante.

En este 14 de marzo, Día Internacional de la Acción por los Ríos, hacemos un llamamiento a las administraciones responsables de esta obra, para que se imponga la racionalidad desde la sociedad y se exija el fin del desatino que siempre fue el recrecimiento de Yesa. Un despilfarro que ya lleva consumidos más de 400 millones de euros cuadruplicando el presupuesto de adjudicación que, recordemos, fue de 113 millones.

Si no es la sabiduría, el reconocimiento del error y una finalización que pasa por, tan solo consolidar la presa actual, que ya tenía problemas, será la naturaleza y sus dictados quien, antes o después, se impondrá. Esperemos que mientras tanto no tengamos que asistir a alguna catástrofe anunciada.

Firmado: MIGUEL SOLANA (Asociación Río Aragón)
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