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“Seamos serios, que cada cual opine lo que quiera, tengamos respeto por los demás, pero sobre todo opinemos con rigor, con la verdad por delante y con hechos probados”

Las fake news o noticias falsas suponen un reto para los ciudadanos que deben discernir e identificar sobre la información que reciben a través de las redes sociales, los medios de comunicación y otros canales a los que tienen acceso. JOHN IGLAR/PIXABAY

La sociedad actual está fomentando la Cultura de las fake news o noticias falsas, que son informaciones u opiniones que se presentan como hechos reales, pero no probados y que son completamente falsas o manipuladas. Estas noticias se difunden con diversos fines, como desinformar, manipular opiniones públicas, desprestigiar a personas o entidades, o incluso obtener beneficios económicos o políticos.

Las fake news se han convertido en un problema generalizado debido a su rápida propagación a través de las redes sociales y otros medios de comunicación, lo que supone un problema para quienes deben discernir entre información veraz y engañosa.

Vivimos en la era de la información, donde el acceso a noticias y datos es más fácil que nunca. Sin embargo, esta facilidad también ha traído consigo la desinformación.

Para combatir las fake news, es importante verificar las fuentes, buscar confirmación en la prensa confiable y ser críticos con la información que se consume. Además, existen iniciativas y herramientas diseñadas para ayudar a identificar y desmentir noticias falsas.

Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de verificar la información antes de su publicación. Sin embargo, en la carrera por captar la atención del público, a veces se sacrifica la precisión y la profundidad, por ello, es esencial que establezcan y mantengan altos estándares de rigor periodístico para combatir la desinformación y no perder credibilidad.

A título particular, hay que ser muy ignorante o muy atrevido para lanzar bulos a través de cualquier plataforma pública, por las redes sociales o incluso para escribir un artículo de opinión sin contrastar previamente lo que se está manifestando, porque al no hacerlo se puede incurrir en el ridículo más espantoso si con datos objetivos se puede demostrar que la realidad es justamente la contraria.

Todo el mundo es libre de opinar lo que quiera, faltaría más, y ojalá todo el mundo supiese respetar las opiniones de los demás sin tropezar con ese mal endémico llamado sectarismo ideológico.

Dicho lo anterior, también sería recomendable que antes de hacer pública una opinión, el “opinante” se cerciorase de que lo escrito es cierto y no simplemente porque se lo hayan contado o lo haya oído de forma parcial e interesada con un claro sesgo político, ya que, de lo contrario, podría suceder que esa información se convirtiese por sí misma en infundada, falaz y por tanto carente de toda credibilidad.

La típica expresión española de: “se te ve el plumero” cada día está más de moda, y es que cada día son más los malintencionados haters y los osados columnistas que se lanzan a escribir artículos de opinión sin molestarse lo más mínimo en comprobar si lo que están diciendo es cierto.

Será que realmente les da igual y lo único que pretenden es crear controversia y confrontación tratando de confundir a la opinión pública que es la verdaderamente soberana en opinar lo que quieran con absoluta libertad.

Pero, lamentablemente, algunas personas se empeñan en coartar la libertad de otras tratando de imponer su pensamiento único sin respetar el de los demás.

Ese totalitarismo que insiste en que no tengamos libertad para pensar lo contrario hace que vivamos en una sociedad en que vale más un chascarrillo que la propia realidad.

Seamos serios, que cada cual opine lo que quiera, tengamos respeto por los demás, pero sobre todo opinemos con rigor, con la verdad por delante y con hechos probados.

Que la ambigüedad de ideas o la comodidad de la desinformación no nos haga caer en la trampa de la inmundicia.

Firmado: CARLOS SERRANO PÉREZ (Alcalde de Jaca)
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