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“La UE prohíbe sistemas de IA que categorizan por rasgos personales, el objetivo es proteger la privacidad y evitar la discriminación, aunque su puesta en funcionamiento deja muchos interrogantes”

La medida busca equilibrar los beneficios de la IA protegiendo los derechos individuales de los ciudadanos europeos.

La Unión Europea ha establecido un precedente en la regulación de la IA (inteligencia artificial). Una de las medidas adoptadas es la prohibición de los sistemas que categorizan a las personas según sus características personales, como pueden ser creencias políticas, religiosas, orientación sexual o etnia (algo que llevan haciendo las redes sociales casi dos décadas).

Se trata de una medida que busca prevenir la discriminación y fortalecer la privacidad; sin embargo, presenta enormes desafíos para su implementación.

Con esta medida, la UE pretende reforzar la protección de datos personales sensibles, limitando su acceso y uso indebido. Prohibiendo la categorización basada en rasgos personales, busca prevenir que la tecnología perpetúe prejuicios existentes en la sociedad europea. Además, la decisión busca establecer un precedente ético, señalando el camino para que otras regiones adopten prácticas más responsables en el desarrollo tecnológico (cosa poco probable en casos como China o Estados Unidos).

Aunque la intención de la UE tenga unos fines loables, los retos que presenta esta medida son considerables, especialmente en el ámbito de las redes sociales.

Durante las últimas dos décadas, las redes sociales han sido un espacio donde los usuarios hemos compartido nuestra información personal de forma abierta y voluntaria. ¿Cómo se puede controlar y regular el uso de datos que los usuarios han decidido compartir públicamente? En este contexto, con una información pública, no veo cómo van a impedir que chatbots u otros sistemas de IA interactúen con esta información a través de plataformas como Facebook.

Por un lado, esta normativa podría impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías de IA que respeten la privacidad y sean éticamente responsables. Por otro, podría limitar la capacidad de las redes sociales y otras plataformas digitales para personalizar y mejorar la experiencia de usuario (sin discriminar).

Además, esta regulación abre un debate más amplio sobre la relación entre la tecnología y la sociedad. ¿Hasta qué punto deben llegar las restricciones en el uso de la IA en nombre de la privacidad? ¿Y cómo pueden equilibrarse estas preocupaciones con los beneficios que la tecnología aporta en términos de conectividad y acceso a la información?

La prohibición de los sistemas de categorización biométrica busca un futuro tecnológico más ético y responsable, sin embargo, el camino hacia su implementación está lleno de interrogantes que requerirán de una profunda reflexión y la consecuente colaboración entre legisladores, desarrolladores y usuarios.

Se trata de una medida que busca equilibrar los beneficios de la IA protegiendo los derechos individuales de los ciudadanos europeos, si bien, tanto su implementación como el efecto que pueda tener sobre la innovación tecnológica todavía está por ver.

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