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Tomará posesión de su nuevo cargo el 23 de diciembre y seguirá como administrador apostólico de Jaca y Huesca hasta que lo decida la Santa Sede

La Santa Sede ha nombrado obispo electo de la diócesis Sigüenza-Guadalajara a Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y Huesca desde 2010, según el anuncio realizado por la diócesis de Jaca en un escueto comunicado. “Tomará posesión de su nuevo cargo el 23 de diciembre” y “hasta entonces, seguirá entre nosotros”, se indica en el texto.

Julián Ruiz Martorell tomó posesión del obispado de Jaca el 6 de marzo de 2011 en la catedral de San Pedro, un día después de su consagración episcopal en la catedral oscense. Natural de Cuenca, hasta su nombramiento como obispo desarrolló la mayor parte de su carrera eclesiástica en Zaragoza.

Ha sido el quincuagésimo cuarto obispo residencial en ocupar la cátedra de la iglesia de San Pedro de Jaca, desde que en 1571 lo hiciera Pedro del Frago (1571-1577), el primero tras la separación de las diócesis de Huesca y Jaca. Sustituyó en el cargo a Jesús Sanz Montes (2004-2009), actual arzobispo de Oviedo. Ha sido, además, el segundo pastor que ha compaginado las jurisdicciones episcopales de Jaca y Huesca, unidas in persona episcopi, obligándole a alternar sus presencias y estancias entre las dos sedes. La fórmula compartida permite a cada una de ellas seguir manteniendo su independencia, autonomía y su propia estructura organizativa.

Julián Ruiz cuenta con un gran reconocimiento por parte de la comunidad eclesiástica de ambas diócesis, y también de los laicos, tanto en su faceta personal y humana como religiosa. Una persona preparada para ejercer la labor episcopal, apreciada por todos, discreta y próxima en el trato, un “hombre de Iglesia en el más amplio sentido de la palabra”, como se dijo el día de su toma de posesión en Jaca.

Nacido en Cuenca el 19 de enero de 1957, realizó los estudios eclesiásticos en el Seminario Metropolitano de Zaragoza. Durante sus años de estudio en Roma, obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana y la licenciatura en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico. Además de español, habla italiano, inglés y francés. Conoce bien el latín, griego, hebreo y arameo, y lee alemán. Fue ordenado sacerdote en Zaragoza el 24 de octubre de 1981 y obispo de Jaca y Huesca, el 30 de diciembre de 2010.

Con su marcha, las plazas de ambas diócesis quedan vacantes, a la espera del nombramiento de un nuevo obispo por parte de la Santa Sede; mientras, continuará como administrador apostólico de las dos sedes.


“Mi reconocimiento, valoración y gratitud a las diócesis de Huesca y Jaca”

Al hacerse público mi nombramiento como obispo electo de Sigüenza-Guadalajara, quiero dirigir mi reconocimiento, valoración y gratitud a las dos diócesis de Huesca y Jaca, a las que he servido a lo largo de estos últimos 12 años y algunos meses. Valoración porque he conocido y reconocido personas entregadas, generosas, serviciales… Hay personas que se han dedicado al anuncio del Evangelio con tesón, con valentía, con intrepidez. He conocido personas muy santas, muy entregadas, muy valiosas. Reconozco la colaboración de todas las personas que han estado tanto en la curia de Huesca como en la curia de Jaca y en cualquiera de sus dimensiones, del anuncio de la palabra, de la celebración de la fe y del testimonio de la caridad. Agradezco las muestras que cercanía, de comprensión, de generosidad que han demostrado a lo largo de estos años y pido perdón por mis lagunas, por mis deficiencias. Pido perdón por todo aquello que hubiese podido hacerse de otra manera y que, dadas mis limitadas capacidades, no he podido llevar a cabo.

Junto con ello, expreso también mi deseo de seguir sirviendo a las dos diócesis hasta que se realice la toma de posesión en la nueva sede. A todos y de corazón, muchas gracias.

Mensaje de Julián Ruiz Martorell a través de un video tras ser nombrado obispo electo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara

Saludo a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara

Doy las gracias al Santo Padre Francisco por la responsabilidad que me ha encomendado como obispo electo de Sigüenza-Guadalajara, “servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo”. La confianza que deposita en mi persona me anima en estos momentos en que se hace más consciente y viva la responsabilidad de ser enviado, “como pastor, en nombre de Cristo, para cuidar de una porción del pueblo de Dios” (Pastores gregis, n.º 43).

Agradezco al Sr. Nuncio Apostólico su amable comunicación.

Expreso mi sincera gratitud a Mons. Atilano Rodríguez Martínez, que ha demostrado siempre conmigo una gran delicadeza de trato y una generosa confianza. Que el Señor continúe bendiciéndole y recompense su fecundo ministerio episcopal.

Cristo Jesús es el icono al que “dirigimos la mirada para realizar nuestro ministerio de heraldos de esperanza. Como Él, también nosotros hemos de ofrecer nuestra existencia por la salvación de los que nos han sido confiados, anunciando y celebrando la victoria del amor misericordioso de Dios” (Pastores gregis, n.º 74).

A través del Sínodo Diocesano, la Iglesia que peregrina en Sigüenza-Guadalajara vibra en sintonía de corazones, reconoce los frutos de su pasado, construye vínculos de compromiso evangelizador para mejorar el presente y anhela caminar hacia el futuro con renovada actitud de esperanza.

Me siento muy gozoso de poder seguir acompañando, alentando y promoviendo los trabajos sinodales.

Deseo compartir con los sacerdotes, personas consagradas y seglares de la Diócesis la firme responsabilidad de “conocer y amar a Jesús para hacerlo conocer y amar por todo el mundo”.

Conocer a Jesús internamente no significa solo ampliar nuestros datos sobre Él, retener en nuestra mente nuevas ideas. Se trata no solamente de “saber” sino de detenernos para escucharle, admirarnos ante sus milagros, sorprendernos después de oír sus palabras, acompañarle en sus silencios, agradecer sus gestos de ternura y cercanía, recibir su perdón, dejarnos invadir por su misericordia y crecer en esperanza.

Tenemos por delante una apasionante labor, que viene realizándose desde hace muchos siglos, en el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de la fe y el testimonio de la caridad.

Transmito mi reconocimiento, con especial afecto, a todas las autoridades que, desde sus diversas responsabilidades, sirven a la sociedad en la provincia de Guadalajara.

A los medios de comunicación social, a sus trabajadores y responsables, les envío un respetuoso saludo, junto con la valoración y la gratitud por su importante labor.

Dirijo un recuerdo especial a las personas más necesitadas y vulnerables, a quienes más sufren, a los enfermos, a los ancianos, a quienes padecen el dolor de la soledad, a quienes viven en condiciones precarias, a quienes no encuentran un trabajo digno y estable.

Me uno a la oración de toda la Iglesia pidiendo el don de la paz, para que no haya más víctimas inocentes en tantos países desgarrados por la violencia.

Que la Santísima Virgen me alcance la gracia de no frustrar jamás la entrega de amor que Cristo Jesús me ha confiado.

Muchas gracias.

+ Julián Ruiz Martorell, obispo electo de Sigüenza-Guadalajara
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