La estación internacional, escenario de las Conversaciones Literarias de Formentor, dedicadas a Ciborgs, androides y humanoides
Pascal Quignard en el acto de entrega del premio en el vestíbulo de la estación internacional de Canfranc. BEGOÑA RIVAS
El vestíbulo de la estación internacional de Canfranc fue el escenario elegido este año para la entrega del Prix Formentor 2023 –premio que convoca la Fundación Formentor y que está dedicado a reconocer la integridad literaria e intelectual de las grandes obras narrativas–. El jurado, formado por Ramón Andrés, Anna Caballé, Juan Luis Cebrián, Víctor Gómez Pin, y su presidente Basilio Baltasar, anunció públicamente el pasado mes de abril que dicho reconocimiento había recaído en la figura del escritor francés Pascal Quignard. Además de los miembros del jurado, Quignard estuvo acompañado en la entrega por su editor francés, Antoine Gallimard, y su editor español, Joan Tarrida, entre otros representantes del sector editorial.
Desde sus inicios, el Premio Formentor de las Letras ha distinguido a escritores y escritoras como Jorge Luis Borges, Samuel Beckett, Saul Bellow, Jorge Semprún, Witold Gombrowicz, Gisela Elsner, Carlos Fuentes, Nathalie Sarraute, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Alberto Manguel, Mircea Cărtărescu, Annie Ernaux, Cees Nooteboom o Liudmila Ulítskaya.
Con la entrega de este galardón, dieron inicio las Conversaciones Literarias de Formentor dedicadas a Ciborgs, androides y humanoides. Ciencia, paciencia y deficiencia, que se celebraron durante el fin de semana en el Royal Hideaway Hotel de Canfranc Estación. Las conversaciones, en las que participaron escritores, periodistas, editores y personas vinculadas al mundo literario y editorial, se estructuraron en torno a cinco ejes temáticos: Sobre Pascal Quignard, Autómatas, Ciborgs, Androides y Humanoides, una temática que adquiere máxima relevancia en los tiempos actuales con el desarrollo de la inteligencia artificial. Sobre humanoides reflexionó Francisco Ferrer Lerín, que es un habitual de las Conversaciones Literarias de Formentor. El escritor barcelonés, afincado en Jaca desde hace décadas, eligió como obra de discusión El hombre que cayó a la tierra, de Walter Tevis.
Pascal Quignard interviniendo ante los asistentes a la entrega del Prix Formentor 2023 en Canfranc. BEGOÑA RIVAS
Un elogio al escritor
El jurado del Prix Formentor 2023 decidió conceder el premio a Quignard “por la maestría con que ha tratado la genealogía del pensamiento literario, por la destreza con que se sustrae a la banalidad actual y por haber resuelto las dimensiones más inesperadas de la escritura”.
“Su extensa obra, nacida al margen de los dictados del tiempo, despliega el exhaustivo dominio de una lengua flexible, luminosa y penetrante”, señaló el jurado en el acta de este reconocimiento que premia toda una carrera literaria. “En sus numerosos libros, una deslumbrante erudición renueva la energía creativa de las primeras fuentes”, añadió, para señalar que el legado grecolatino, medieval y barroco, el pensamiento oriental, la filosofía occidental es lo que “alienta el asombro por la monumental invención de la literatura universal”.
Los personajes de Pascal Quignard, “escurridizos y complejos, densos y evanescentes, articulan las profundidades psicológicas más sutiles de la personalidad humana”, apuntó el jurado, que recordó que, como autor de culto, el escritor francés “proporciona al lector la ocasión de reconocer las posibilidades existenciales implícitas en el lenguaje”.
Además, explicó que “la distinción entre filosofía y literatura, reflexión y contemplación, inspiración y experiencia, resulta innecesaria en una obra que ha trenzado magistralmente el nervio conceptual, la ilusión poética y el flujo musical de una prosa inagotable y efervescente”. “Nuestro autor es heredero de la gran tradición intelectual europea y artífice de la renovación estilística que fusiona géneros, disciplinas, competencias y saberes de gran amplitud”, aseguró, para añadir que “las claves musicales, tan presentes en su obra, permiten leer los libros de Pascal Quignard como una partitura abierta a ser interpretada y consumada”. De hecho, de ahí procede “la singular complicidad, tan exigente y radical que propone el escritor a sus lectores”, detalló.
La etimología surge en la obra de este autor y pensador como “una arqueología del espíritu y como el desvelamiento del significado latente, no agotado ni gastado, que de continuo da fe del poder reservado a la palabra. De la obra de Quignard emana el bullicioso orden semántico que sin cesar renueva el sentido de los fenómenos y los seres”, expuso el jurado en su acta, recordando que “su ermitaña dedicación a la escritura, el pensamiento y la música han permitido a Quignard componer una obra cuyos hallazgos estéticos y expresivos no habrían llegado de otro modo hasta los lectores”.
Por todo ello, “por la insólita elaboración de los legados metafísicos, antropológicos, históricos, artísticos y filosóficos, y por la composición de su gran tratado sobre los enigmas literarios del alma humana”, el jurado decidió concederle el Premio Formentor de las Letras 2023, que está dotado con 50.000 euros y cuenta con el mecenazgo de las familias Barceló y Buadas.
Pascal Quignard, en la rueda de prensa previa a la entrega del premio, explicó que este galardón tiene para él dos particularidades: “la primera es que es un premio de letrados, de intelectuales, que recompensa la literatura que habita en los libros, y la segunda es que es un premio a la traducción. Tiene ese trasfondo de la experiencia literaria, de la necesidad de retraducir, que al mismo tiempo habla de la experiencia, las pruebas y los traumas de la palabra escrita”.
Por su parte, el presidente del jurado, Basilio Baltasar, subrayó que “el Premio Formentor no lo gana nadie porque no es una carrera, no es un torneo deportivo y, sobre todo, porque nadie lo pierde. El Premio Formentor es un elogio al escritor, al conjunto de su obra”, manifestó, lanzando una recomendación pública: “por favor, no dejen de leer la obra de Pascal Quignard”.
Un estilo literario distintivo e interés por la historia y la cultura
Pascal Quignard nació en 1948 en Verneuil-sur-Avre (Normandía), en el seno de una familia de músicos y especialistas en literatura clásica. Ya adolescente, sus gustos se inclinaron por la música, el latín, el griego, los estudios etimológicos y la literatura. En 1968 estudió filosofía en Nanterre con Inmanuel Lèvinas, Jean-François Lyotard y Paul Ricoeur.
Trabajó para la editorial Gallimard, desempeñando varios cargos hasta que decidió retirarse a escribir. Está considerado como uno de los más importantes escritores franceses.
Es autor de más de setenta obras, entre las cuales destacan El salón de Wurtemberg (1986), Todas las mañanas del mundo (1991, adaptada al cine por Alain Courneau), Una terraza en Roma (2000, gran premio de novela de la Académie française), Villa Amalia (2006, gran premio Jean Giono), Las sombras errantes (2002, premio Goncourt), Las solidaridades misteriosas (2011), Las lágrimas (2016) y El amor el mar (2022).
También ha escrito numerosos ensayos en los que la ficción se mezcla con la reflexión, como Pequeños tratados, y los volúmenes de Último reino.
En 2019, Pascal Quignard fue distinguido con el premio Marguerite Yourcenar por el conjunto de su obra. Por su contribución a la difusión de las artes y las letras en Francia y en todo el mundo, ha recibido las siguientes distinciones honoríficas francesas: en 1995 fue nombrado chevalier, en 2021 officier de la Légion d’honneur y en 2016 commandeur de la Ordre des Artes et des Lettres. Vive en París.