Contando con la aprobación de este periódico, pretendo escribir una serie de artículos sobre cómo y por qué las comunicaciones de la provincia se desquiciaron y hasta qué punto. Primero me referiré al componente histórico que propició el disparate. Como el desequilibrio territorial se produjo en buena medida en beneficio la capital oscense, he de advertir que describir el proceso no supone, por mi parte, desamor alguno por su ciudadanía.