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“El uso del género masculino no es siempre integrador como mucha gente nos quiere hacer creer. Su uso no es agotar, como también nos dicen en muchas ocasiones”

MAICONF FONSECA/PIXABAY

Últimamente, en algunos de los teatros, actos o actuaciones a los que asisto, me encuentro con grandes dosis de humor de algunos actores, cuando hablan de (y cito textualmente) “chicos, chicas, chiques, chicus (en ocasiones) y lo que sea (matizan a veces)…”, (no terminando la frase y dejándolo a la libertad del oyente) procurando y consiguiendo casi siempre, sonoras risas entre el público asistente.

No, a mí no me hace gracia y el lenguaje sí, sí es importante.

Ante estas actuaciones de las personas que suben a escenarios, me surgen varias preguntas: ¿es reír o no reír cuestión de tener o no sentido del humor? ¿Se quiere dar un toque de humor a la actuación a costa de otras personas? ¿Es reír o no reír cuestión de ideología? Cercanas como están las elecciones… ¿se pretende con esta broma reír a algún partido político? ¿Reír o no reír es cuestión de machismo, de feminismo?

La realidad es que ríen mujeres y hombres, e incluso y lo más grave, niños y niñas que, no entendiendo la gracia, repiten a sus mayores.

Y entonces me surgen otras preguntas como: ¿qué tiene de malo tratar a las personas individualmente o en grupo, como quieran que se les trate? ¿Qué problema hay en dirigirnos a alguien como esa persona quiera o desee? ¿Por qué sirve de mofa la identidad personal o sexual de cada cuál?

¿No denunciamos a menudo y a gritos el acoso escolar, las descalificaciones, las burlas, los insultos y las agresiones físicas a las que se enfrentan nuestros niños y niñas en el colegio? ¿Saben ustedes, lectoras y lectores de este artículo, que muchos de estos insultos recibidos por sus compañeros y compañeras, derivan de los gestos, de la forma de vestir, de los juegos y juguetes con los que se identifican nuestros pequeños y pequeñas en el colegio, en nuestras clases y en el patio de recreo?

Soy docente, trabajo con niños y niñas cada día y cada día estoy más convencida de que les estamos haciendo flaco favor con estas risas ante determinados comentarios. Comentarios que escuchan, absorben, imitan y repiten después.

El acoso escolar no solo se ha de atajar en el colegio, debemos asumir toda la sociedad nuestra parte de responsabilidad porque es en el colegio donde da la cara, pero no se fragua en él.

El uso del género masculino no es siempre integrador como mucha gente nos quiere hacer creer. Su uso no es agotar, como también nos dicen en muchas ocasiones.

El uso del lenguaje inclusivo (y aquí encontraré de nuevo personas que lo nieguen) sí que supone un cambio de mirada en nuestro camino hacia la igualdad de oportunidades de todas y cada una de las personas. La inclusión, la integración de todas las personas en esta sociedad, sí que tiene que empezar (además de otras acciones y reivindicaciones), con el uso de este lenguaje. Sin burlas, sin risas.

Como bien se repite a menudo, lo que no se nombra no existe y a la hora de hablar y conversar, a la hora de escribir o a la hora de actuar, no es difícil utilizar una terminología neutra que hable de personas, de alumnado, de integrantes, de participantes… Tampoco es farragoso especificar y diferenciar en otras ocasiones entre espectadores y espectadoras, niños y niñas, médico y médica, maestras y maestros, lectoras y lectores, directores y directoras, enfermeros y enfermeras, tenderos y tenderas.

Y, por último, y para aclarar que todo esto no nos debe hacer reír y demostrar que el lenguaje sí, sí es importante, tenemos la suerte en el mundo de la educación, de contar con el respaldo institucional. Animo a leer la Ley 4/2018, de 19 de abril, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Aragón que establece cómo los centros educativos y el profesorado debe actuar con el alumnado. También lo establecido en la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI (BOE de 1 de marzo).

En todos nuestros documentos y en todas las instrucciones, se insiste en el RESPETO AL DERECHO a utilizar el nombre elegido por esa persona y tutores legales.

Menos mal que en los colegios de infantil y primaria, en los institutos y en el resto de centros educativos, vamos por delante.

Tenemos en nuestras clases niñas y niños que pertenecen a muy diversas y diferentes estilos de familias y a todo el alumnado lo tratamos igual.

Nunca nos reiríamos ante la diversidad y la integración. Nunca nos reiríamos de la falta de respeto hacia una persona o un colectivo.

Es lo que, por suerte, y día a día, tenemos la posibilidad de transmitir en nuestras clases a todo nuestro alumnado.

Firmado: BETI GARCÍA LÓPEZ (Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Maestra de Primaria en el Colegio Monte Oroel de Jaca)
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