“La IA puede ser una gran aliada para ofrecer mejores productos y servicios a nuestros clientes. Productos y servicios más personalizados y más competitivos”
Los robots son muy buenos automatizando tareas; sin embargo carecen de habilidades como la creatividad.
En el artículo anterior, comentaba que uno de los grandes miedos que provoca la IA (inteligencia artificial) es el de perder nuestra intimidad. Que las empresas, a través de nuestra experiencia de usuario en sus aplicaciones puedan monitorizar nuestros hábitos, necesidades e incluso nuestra propia salud. Otro de los grandes miedos que genera la IA es el de perder el empleo.
Se trata de un miedo lógico, más teniendo en cuenta el bombardeo sensacionalista y alarmista al que nos somete la prensa desde hace unos meses. Se está extendiendo entre la población la idea de que la IA puede reemplazar a los humanos en muchos roles laborales, algo que podría llevar a un desempleo masivo. Sin embargo, este temor, aunque comprensible, pienso que es exagerado.
Que hay ocupaciones y quehaceres en los puestos de trabajo que van a desaparecer es ya una realidad. Es posible que también desaparezcan puestos determinados, sin embargo, también es cierto que, a lo largo de la historia, la tecnología ha generado muchos más puestos de trabajo de los que ha eliminado.
Un ejemplo es la llegada del automóvil, cuya invención terminó con los conductores de carruajes; sin embargo, generó un enorme número de empleos en la fabricación de automóviles, el mantenimiento de los mismos o la construcción de carreteras.
Pienso que en el caso de la IA no es diferente. Aunque es probable que algunos trabajos sean automatizados y se eliminen determinados puestos, también se crearán nuevos roles, nuevos productos y nuevos servicios.
El país más robotizado del mundo es Corea del Sur, donde no existe el desempleo. En Europa, los países más robotizados son Alemania, Suecia y Dinamarca, todos con pleno empleo. En el lado opuesto, tenemos a Grecia, el país menos robotizado de Europa, el que más desempleo tiene.
Bajo mi punto de vista, debemos ver la IA como herramienta, no como reemplazo. La IA no es capaz de sustituir por completo las habilidades humanas. Los algoritmos son muy buenos para tareas que involucran patrones y predecibilidad, pero otras habilidades como la creatividad o la empatía, por el momento siguen siendo exclusivas de los humanos.
A medida que la IA se convierta en una parte cada vez más importante en nuestros trabajos, también aumentará la demanda de habilidades nuevas y diferentes. Esto significa que, aunque algunos trabajos pueden ser automatizados, habrá muchas oportunidades para que las personas puedan desarrollar nuevas capacidades que las hagan acceder a roles más relevantes.
La IA tiene el potencial de mejorar nuestra eficiencia, liberarnos de tareas repetitivas y permitirnos concentrarnos en tareas que de verdad requieran habilidades humanas.
Debemos tener en cuenta que la IA no es una entidad independiente, sino una herramienta creada y controlada por humanos. En última instancia, depende de nosotros cómo se implementa y se utiliza.
Usada de forma correcta, la IA puede ser una poderosa aliada para ofrecer productos y servicios más personalizados y competitivos, siempre con el objetivo de crear valor para nuestros clientes.