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Desde hace unos meses la IA (inteligencia artificial) está en boca de todos. No es de extrañar, pues la aparición de aplicaciones con este tipo de tecnología está asombrando a todo aquel que la usa gracias a la capacidad de respuesta, la cual en muchos casos es similar cuando no igual o superior a la que nos daría una persona real, sin embargo, ¿de qué hablamos cuando hablamos de IA?

Podemos definir la IA como la capacidad de una máquina para imitar la inteligencia humana, realizando tareas concretas, a la vez que optimiza los procesos en función de la información que recopila durante el mismo. Así, la IA permite que los sistemas tecnológicos puedan percibir un determinado entorno, relacionarse con él y tomar decisiones para resolver problemas concretos.

Aunque algunas aplicaciones con IA existen desde hace más de 50 años, el actual boom se debe a los avances en el aumento de la potencia de los equipos informáticos, a la disponibilidad de una enorme cantidad de datos, y a la generación de algoritmos.

La IA permite que los sistemas tecnológicos puedan percibir un determinado entorno, relacionarse con él y tomar decisiones para resolver problemas concretos.

¿Cómo funciona la Inteligencia Artificial?

Para funcionar, la IA necesita datos, muchos datos. Es por eso que su desarrollo ha ido de la mano de otras tecnologías relacionadas precisamente con la captación y transmisión de datos. Algunas de estas tecnologías son el Big Data, el IOT (Internet de las Cosas) o la red móvil 5G.

Conocemos como Big Data, a la capacidad para generar, almacenar y procesar grandes cantidades de datos, los cuales, tras ser analizados permiten obtener información valiosa, así como patrones ocultos que no pueden ser detectados con las capacidades humanas. Estos datos pueden ser utilizados para mejorar la toma de decisiones en diferentes entornos como la investigación, el marketing, la salud o la seguridad. De manera muy resumida, el Big Data es una forma inteligente de almacenar y procesar datos.

El IOT (internet de las cosas) nos permite conectar accesorios físicos con internet. Un ejemplo puede ser el robot barredor Roomba, el cual, utilizando una serie de sensores es capaz de mejorar su recorrido para ser más eficiente. Además de limpiar el suelo de un apartamento, también es capaz recolectar otros datos como su ubicación, los metros cuadrados que tiene la vivienda, el número de habitaciones o el mobiliario existente.

Estos datos serán almacenados en la nube, siendo analizados por los algoritmos, los cuales no dejan de ser una serie de instrucciones que permiten a la IA analizar los datos en busca de patrones. Por su parte, la red 5G, permite la transmisión de datos a una gran velocidad.

Una vez analizados los patrones, la IA podrá determinar el número de personas que viven en esa supuesta vivienda, el tiempo que pasan sus habitantes en casa o el nivel socioeconómico de los propietarios.

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