Para ver este sitio web deber tener activado JavaScript en tu navegador. Haz click aqui para ver como activar Javascript

Causas que pudieron motivar que el Gobierno de Aragón no incluyera en Aramón las estaciones del Valle del Aragón

El mapa, editado hace años, hace pensar en los años perdidos. El remonte por Izas, la base en la estación de Canfranc y Rioseta ya se proponían entonces.

Puede ser clarificador, para mejor comprender el nacimiento de Aramón, saber que sus progenitores fueron la sociedad del Formigal y la Caja de Ahorros de Aragón y Rioja (La CAZAR). La primera comenzó su andadura en 1965 con una decena de trabajadores y una única telesilla. En su primer Consejo de Administración estaban, entre otros: Ángel Franca (entonces alcalde de Sallent), Antonio Fanlo, Eduardo Blanchard, Teodoro Ríos, Sainz de Varanda, Santiago Parra, Federico Laguna y José J. Sancho Dronda, cuyo suegro era de Sallent. Personas, todas ellas, muy representativas y arraigadas en Aragón. Cuando se fundó la sociedad, Sancho Dronda, al pasar a la CAZAR (ahora Ibercaja) dimitió de Formigal.

El proyecto se hizo realidad, pero en el aspecto económico resultó una ruina inicial. La salvación se puso en manos de la CAZAR, que decidió ampliar el capital a 75 millones y Sancho Dronda nombró administrador a Amado Franco (después presidente de Ibercaja). Otro factor decisivo para el despegue fue el nombramiento como presidente de Formigal de Ramón Torrente, en este caso, de Huesca, que presidió unos años Panticosa Turística. El crecimiento económico fue gigantesco y cuando Formigal entró a formar parte de Aramón el capital propio estaba en torno a los 1.500 millones de las viejas pesetas.

O sea, que Formigal y la CAZAR formaron parte del proceso que empujó al Gobierno de Aragón a crear Aramón, una sociedad anónima participada a partes iguales por el propio Gobierno e Ibercaja, que gestiona cinco estaciones de invierno aragonesas: Cerler, Panticosa, Formigal, Javalambre y Valdelinares. La integración de Cerler, que a principios de los 80 no era rentable para sus propietarios catalanes, fue sencilla al haber sido adquirida por los municipios del valle de Benasque con los fondos procedentes del llamado “Canon Energético” que decidió asignarles la Diputación de Huesca para ese fin.

Entre las causas que pudieron motivar que el Gobierno de Aragón no incluyera en Aramón las estaciones del valle del Aragón, figura, en primer lugar, su naturaleza privada, aunque sorprende que no se propiciara después alguna forma de integración. En el caso de Candanchú, con una dirección que hacía imposible ningún acuerdo, en el año 2014 una junta extraordinaria cesó al consejo y manifestó su deseo de “sellar un acuerdo comercial con el ‘holding’ aragonés de la nieve previo a una posible integración para garantizar su futuro”. Los impulsores del cambio aseguraron que “lo natural” era que Candanchú se acabara integrando en Aramón. “No estamos pensando en un alquiler, sino en la venta a Aramón; Candanchú es una marca muy consolidada y tiene gancho pese a lo mal que se ha llevado en los últimos años”, remataron. Lo que no se ha planteado es que Aramón vuelva a asumir la gestión de la estación, como hizo la temporada 2012-2013 para salvarla del cierre, En noviembre de 2012 Aramón firmó un contrato de gestión de la estación de Candanchú y la temporada se cerró con récord de esquiadores. Ahora cuenta a su favor que el Gobierno aragonés haya apostado por unir Candanchú, Astún y Formigal y considere la nieve un sector estratégico para la comunidad. Si aquellos fondos del canon sirvieron para adquirir Cerler, una mínima parte de lo invertido después por Aramón (el 50% del Gobierno aragonés), podría haber sido invertida en adquirir Candanchú y mejorar sus instalaciones y las de Astún, sociedad ésta con voluntad más integradora. De una u otra manera, integrándose en Aramón o con acuerdos estructurales, es el momento de presentar el conjunto de la nieve aragonesa en el exterior como un todo apetecible.

Firmado: CARLOS GARCÍA MARTÍNEZ
No hay comentarios todavía

Los comentarios están cerrados