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“Instagram es una fuente inagotable de inspiración para millones de personas que cada día encuentran nuevas tendencias sobre sus intereses”

El contenido generado por personas de nuestra comunidad aumenta el deseo de vivir experiencias similares.

En el artículo anterior veíamos a grandes rasgos los planes de Mark Zukerberg para el conglomerado META, cuyas cuatro principales aplicaciones Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger suponen una comunidad superior a los 3.000 millones de personas activas cada mes.

Uno de los pilares fundamentales es Instagram, una red social nacida en 2010, cuya experiencia visual causó auténtico furor entre los más jóvenes. El éxito debemos buscarlo en sus opciones de retoque fotográfico de alta resolución. Filtros, efectos, desenfoques, transparencias, degradados, etc. Además, ofrecía la posibilidad de mandar vídeos de hasta 1 minuto de duración.

Un par de años más tarde, sumaba 100 millones de usuarios, principalmente en Estados Unidos, momento en el que fue adquirida por Facebook a razón de 1.000 millones de dólares.

A nivel de diseño, la aparición de Instagram significó una gran transformación. El tradicional formato apaisado fue sustituido por formatos cuadrados y verticales, lo que supuso la aparición de un nuevo lenguaje, cuyos códigos adaptan las diferentes propuestas a las pantallas de nuestros teléfonos móviles.

En 2016 Instagram dio una nueva vuelta de tuerca incorporando las stories. Contenido de duración limitada en formato vertical a base de fotos o vídeos de muy corta duración. En realidad, se trata de un concepto importado de Snapchat, una red social para adolescentes nacida en 2011 y entre cuyas funciones está la posibilidad de que el contenido se elimine tras la visualización del mismo por parte del receptor.

Ante la creciente amenaza de Tik Tok, hace un par de años Instagram inauguró los reels, videos cortos con música y efectos que a diferencia de las stories no desaparecen a las 24 horas.

Estos nuevos formatos tienen mucho que ver con una experiencia de usuario mucho más ágil, lo que ha provocado una nueva vuelta de tuerca a los formatos publicitarios. Un nuevo escenario en el que los anunciantes se han visto obligados a reducir drásticamente la duración de sus anuncios, ya que ante la alta velocidad de consumo de contenido que se experimenta en estas redes, tan solo disponen de entre 1 y 3 segundos para dejar clara una propuesta comercial.

Actualmente, Instagram cuenta con unos 1.500 millones de usuarios activos y sirve de fuente de inspiración para millones de personas que cada día encuentran nuevas tendencias sobre sus intereses.

También del deseo que genera en el usuario de vivir experiencias similares a las que experimentan otros miembros de su comunidad. También de la credibilidad que aporta la autenticidad de un contenido generado por personas reales y no por marcas, algo que genera mucha confianza y seguridad a la hora de elegir un producto, servicio o destino.

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