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Uno de los factores más valorados por los usuarios de redes sociales es la capacidad que tienen las redes para sorprendernos. SE

Una red social es un mercado donde los usuarios somos el producto. Las redes sociales nos ofrecen una magnífica experiencia de usuario, lo hacen a través de contenidos en forma de información y entretenimiento. Mientras, los usuarios permitimos que monitoricen nuestros intereses, necesidades y emociones.

Cada vez que damos un “like”, vemos una imagen, leemos un artículo, vemos un vídeo o decimos que algo no nos gusta, es monitorizado y puesto en venta.

Gracias al análisis de nuestra experiencia de usuario, los algoritmos son capaces de saber cuál es mi comida favorita, si me gusta el ciclismo, mi poder adquisitivo o incluso si estoy esperando un hijo.

En realidad, saben mucho más, porque cada vez que nos conectamos nos geoposicionamos. Las redes saben dónde vivimos, dónde trabajamos, dónde pasamos los fines de semana o nuestras vacaciones. De esta manera, conocen el número de veces que voy al gimnasio, qué ceno fuera de casa, si uso transporte público o si he visitado un terapeuta.

De un tiempo a esta parte, también saben si estamos alegres, tristes o enfadados…

Toda esta experiencia de usuario, es debidamente monitorizada para extraer datos. Porque en Facebook, o en cualquier otra red social, se venden y se compran nuestros datos, los que facilitamos y los que generamos a través de nuestra experiencia de usuario.

El hecho de ser un actor pasivo, es decir, una persona que limita su experiencia a la mera observación, no implica que la red no sea capaz de analizar sus intereses o necesidades, porque precisamente esa experiencia de consumir contenido relacionado con distintas temáticas deja una huella en forma de intereses o necesidades.

Uno de los factores más valorados por los usuarios de redes sociales es la capacidad que tienen las redes para sorprendernos. Es ese factor sorpresa lo que las hace tan atrayentes.

Hay quien dice que con 250 likes Facebook sabe más de nosotros que nuestra pareja, y que con 300 ya es capaz de adelantarse a nuestros deseos… la realidad es que Facebook conoce perfectamente nuestros intereses, y en base a ello, antes de que nosotros sepamos que existe un determinado producto o servicio, Facebook ya sabe qué nos interesa.

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