
Coincidiendo con el último día de la segunda campaña de excavación arqueológica en El Forau de la Tuta, situado a 1,5 km de Artieda, El Pirineo Aragonés entrevistó a dos de las directoras que están al frente de este yacimiento de época romana. Paula Uribe y Lara Íñiguez integran, junto a José Ángel Asensio, María Ángeles Magallón y otros expertos y especialistas, el equipo multidisciplinar que trata de descifrar las numerosas incógnitas que presenta este asentamiento imperial romano, hasta ahora desconocido y del que todavía no se sabe su nombre. Los primeros grandes hallazgos llegaron el año pasado, durante la primera campaña, con el descubrimiento de un gran mosaico perteneciente a unas termas y un cruce de calles en ángulo recto correspondientes a una trama urbanística que confirmó, ya sin dudas, el carácter urbano del emplazamiento. Este verano, entre el 11 de julio y el 5 de agosto, se localizó un segundo mosaico con elementos geométricos y se realizaron nuevas prospecciones que viene a reafirmar que los conjuntos arqueológicos conocidos hasta ahora como Ermita de San Pedro-Campo del Royo-El Forau de la Tuta conforman en realidad un único complejo de grandes dimensiones cuyo mayor esplendor podría situarse en los siglos I y II de nuestra era, momento en el que se construirían las principales infraestructuras y monumentos públicos: termas, sistemas de abastecimiento de agua, urbanismo regular, cloacas y posiblemente un templo.
¿Esta es la segunda campaña de excavación en el yacimiento, pero los trabajos previos comenzaron ya hace tres años?
PAULA URIBE.- Comenzamos en 2019 con un proyecto financiado por la Universidad de Zaragoza y la Fundación Ibercaja, que subvencionó unos vuelos con dron y cámara multiespectral térmica que nos permitieron ver lo que había en el subsuelo. A ello se unieron los trabajos que estaba haciendo la Confederación Hidrográfica del Ebro con la empresa SOT, que hizo las prospecciones con georradar. Combinamos los datos del dron con los del georradar –estamos hablando de 2019, porque en 2020 con la pandemia, paramos, aunque seguimos trabajando en casa– y fue ya en 2021 cuando nos lanzamos a excavar el terreno marcando los puntos en función de lo que habíamos visto en las prospecciones aéreas.
¿Las prospecciones aéreas se han completado o todavía hay que hacer más?
P.- Seguimos. De hecho, este año hemos vuelto a hacer vuelos por otras zonas. Lo que hemos encontrado es la ciudad, pero hay que pensar que estaba rodeada de asentamientos rurales y otros elementos como la necrópolis, que no sabemos dónde está, aunque tenemos inscripciones funerarias y, por lo tanto, tiene que haber una necrópolis. Una ciudad romana conlleva tener un núcleo rural en el entorno que estuviera poblado.
¿Se sabe la dimensión que puede tener la ciudad y su entorno o aún es pronto para determinarlo?
LARA ÍÑIGUEZ.- Aún es pronto. Continuamos trabajando en plantear unos límites, y aunque podemos imaginar en abstracto cuáles podrían ser, preferimos ser prudentes hasta definir una extensión concreta.