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La exposición fotográfica podrá verse en el Palacio de Congresos hasta el 4 de octubre

El suboficial mayor Antonio Tena explicando el contenido de la exposición. EL PIRINEO ARAGONÉS

El Palacio de Congresos de Jaca acoge, hasta el 4 de octubre, la exposición Misión Afganistán, en la que se muestran una treintena de imágenes seleccionadas del libro del mismo título que fue editado en 2012 por la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa.

Tanto la publicación como la exposición reflejan el día a día de las tropas españolas que durante más de una década participaron en las diferentes operaciones internacionales desplegadas en aquel país. Como explicó en la inauguración, este miércoles, el subdelegado de Defensa en Huesca, el coronel Rafael Matilla, fueron 44 contingentes que permanecieron de forma ininterrumpida hasta el final de la misión. “Afganistán ha sido una escuela de liderazgo para oficiales, suboficiales y la tropa”, un escenario donde “perdieron la vida 102 españoles: 97 militares, dos guardias civiles, dos policías nacionales y dos intérpretes que trabajaban para el Ejército español.

Para el suboficial mayor Antonio Tena, que formó parte de varios de los contingentes y comentó la exposición a las autoridades y personas invitadas, “Afganistán ha sido un escenario de formación y cohesión para las Fuerzas Armadas españolas”, ya que han participado militares de los tres ejércitos: la Armada, el Ejército del Aire y el Ejército de Tierra, con unidades de Operaciones Especiales y de Cazadores de Montaña.

“Esta ha sido una misión muy de Jaca, porque la entonces Brigada de Cazadores de Montaña fue la que generó el primer contingente” que se desplegó en aquel país en 2002, dijo; mostrando al mismo tiempo el guion del Batallón Jaca-Pirineos que acompañó a las unidades del Regimiento Galicia 64 en sus ocho participaciones en el denominado “avispero afgano”.

“Somos muy buenos conocedores de ese escenario”, porque “nuestra unidad es idónea para las características de un país como Afganistán”, con un clima extremo y cambiante y una orografía montañosa de difícil acceso. “En este país, hemos tenido muchas alegrías, pero también hemos vivido momentos de dolor”, comentó Tena, que reconoció que para los militares que tuvieron ocasión de participar en esa misión, sirvió para “adquirir mucha experiencia”. Y fue también el escenario en el que las tropas de montaña “realmente se consagraron”, en el que pudieron demostrar sus capacidades y su preparación, aseguró.

El coronel Rafael Matilla, subdelegado de Defensa en Huesca, en su intervención en la inauguración de la exposición Misión Afganistán. EL PIRINEO ARAGONÉS

El avispero afgano

La exposición fotográfica y el libro Misión Afganistánconforman una pequeña muestra de los diferentes cometidos que desde 2002 desarrollaron las Fuerzas Armadas Españolas en aquel país. Tanto el relato como las instantáneas incluidas en esta obra tienen la particularidad de ser un trabajo modelado sobre el terreno y desde las entrañas de las Fuerzas Armadas. Para ello se contó con la implicación de fotógrafos expertos en temas militares y conflictos armados, por lo que el gran valor de esta obra y de la exposición es su condición de proyecto coral, al que también se sumaron centenares de soldados y mandos que pasaron por la misión. Obviamente, todas las imágenes no pudieron ser incluidas, si bien las seleccionadas ofrecen una muestra amplia, variada y muy precisa de la labor del Ejército español en esos más de diez años de presencia en Afganistán. Son retazos que aportan una valiosa información de la cultura y de la realidad político y social de aquel país, de los riesgos a los que se enfrentaron los militares españoles en su quehacer diario y, cómo no, de la vida y las relaciones humanas entre los militares y la población local. Cualquier imagen de la labor del personal médico y quirúrgico en los dos hospitales de campaña que España desplegó en Qala-i-Naw o Herat basta por sí misma para explicar el lado más humano de la misión. Y lo mismo puede decirse del cruce de sonrisas entre una militar española y dos jóvenes afganas, alumnas de las clases de español en el colegio femenino de Qala-i-Naw, captada por Paco Huertas en septiembre de 2012.

Misión Afganistán no es un libro ni una exposición lineal, es decir, no es un relato cronológico de la presencia militar española. Los contenidos y fotografías se clasificaron atendiendo a los diferentes aspectos que encerró la misión militar, pero sin olvidarse tampoco del contexto geoestratégico en el que se desarrolló el escenario afgano desde los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington en 2001. Son más de cuarenta relatos que comienzan con los años de presencia española en el país asiático (La larga guerra de Afganistán) y que van desgranando datos e impresiones sobre el carácter de la misión, las bases españolas, las operaciones de estabilización, la seguridad, la insurgencia, la relación con los lideres tribales, la primera línea de combate, el pulso diario con los artefactos explosivos, el uso de la tecnología punta en el campo de batalla, el transporte aéreo o la formación de los militares y policías afganos. Los capítulos y secuencias finales se centran, principalmente, en la labor humanitaria y de reconstrucción que se llevó a cabo. El libro se cierra con la relación del centenar de militares españoles fallecidos en esta misión, incluidos el personal que perdió la vida en el accidente aéreo del Yakolev-42 en Turquía, el 26 de mayo de 2003, y con una serie de apéndices de interés para aquellos que quieran profundizar en la presencia española en Afganistán.

“El libro puede leerse transversalmente. Se puede empezar por cualquier capítulo e incluye numerosos detalles”, explicó el coronel Rafael Matilla en la inauguración.

Qala-i-Naw, octubre de 2008. GUSTAVO CUEVAS

Las operaciones no estuvieron exentas de riesgos para las tropas durante las patrullas por los pueblos, aunque el afgano, en general, mostró su apreció por los militares españoles. Sang-Atesh, septiembre de 2012. PACO HUERTAS

La presencia española

La incorporación española al escenario afgano se produjo a finales de 2001. El Gobierno presidido por José María Aznar aprobó en Consejo de Ministros el 14 de diciembre el envío de 190 militares a la Operación Libertad Duradera. El 27 de diciembre el Ejecutivo decidió la adhesión a la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) y elevó la presencia militar de España a un máximo de 485 militares.

A finales de enero de 2002 la Agrupación Pirineos partió hacia Kabul. Estaba formada por 344 hombres y mujeres pertenecientes a la entonces Brigada de Cazadores de Montaña Aragón I con sede en Jaca, que se unieron en la capital afgana a otros 3.500 militares de 18 países. Con un carácter básicamente logístico, estaba integrada por una unidad de Ingenieros, un equipo de desactivación de explosivos y un escuadrón de apoyo al despliegue aéreo. Además de su aportación a la ISAF, España participó, entre enero de 2002 y julio de 2004, en la Operación Libertad Duradera.

Fue precisamente a partir de esta última fecha cuando la presencia española en Afganistán experimentó un apreciable cambio. El Parlamento aprobó aumentar el contingente hasta 540 militares, lo que permitió establecer en Kabul un hospital, una unidad de helicópteros y una unidad de apoyo y protección. Así como desplegar en Mazar-el-Shariff (en el norte del país) un batallón de Infantería para dar seguridad a las primeras elecciones presidenciales. A estos efectivos se sumaría un destacamento aéreo compuesto por un avión de transporte Hércules en Manás (Kirguizistán).

Sin embargo, el cambio más notable de la presencia militar española se produjo en febrero de 2005. Las tropas dejaron Kabul y se trasladaron a la región oeste, encuadradas dentro del Mando Regional Oeste (RC-W, por sus siglas en inglés), como parte de la expansión de la ISAF a todo el país. España tomó bajo su responsabilidad la provincia de Badghis y estableció en su capital, Qala-i-Naw, el Equipo de Reconstrucción Provincial. También le correspondió el mando de la base de apoyo avanzado en Herat a la que trasladó desde Kabul las unidades de apoyo al combate, la evacuación sanitaria y el hospital.

Asimismo, dio comienzo la Misión Especial para la Reconstrucción y Estabilización Política de Afganistán, con la creación de una embajada permanente en Kabul y la llegada del equipo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) a Qala-i-Naw.

Las tropas españolas garantizaron la seguridad y estabilidad de la provincia de Badghis. Además, realizaron el adiestramiento y asesoría al nuevo Ejército y Policía afganos para que por sí solos pudieran responsabilizarse de su país.

España compartió el despliegue con estadounidenses, italianos y afganos hasta el verano de 2012 en el que se replegaron los soldados de Estados Unidos e Italia, en el proceso de transferencia gradual de la seguridad a las fuerzas de seguridad afganas. Proceso que culminaron las tropas españolas en 2014, un año antes de su retirada en 2015.

Las fuerzas españolas también contribuyeron a la mejora de las condiciones de vida de los afganos con los denominados proyectos de rápido impactocentrados en la construcción de pozos, neveros o arreglo de puentes, que solucionaron problemas cotidianos en pueblos y aldeas. Desde 2007 se realizaron más de 500 actuaciones por un importe de 5 millones de euros.

En paralelo a la misión militar, la cooperación civil tuvo como objetivo contribuir al desarrollo de Afganistán y apoyar su gobernabilidad mediante programas de gran envergadura que abarcaron la construcción de carreteras, clínicas rurales, suministro de electricidad y agua potable, escolarización, preparación de profesores, atención sanitaria, mejora de cultivos e incorporación de la mujer a la sociedad. Este esfuerzo de recursos humanos y económicos (la inversión en el periodo 2006-2011 superó los 65 millones de euros) apenas es conocido por la opinión pública.

Rafel Matilla manifestó en su intervención que cuando los militares abandonaran Afganistán, los talibanes recuperarían el poder, hecho que se produjo en agosto de 2021. “Desde entonces, el país se encuentra en una marcha atrás” en cuanto a libertades y derechos, una situación que afecta especialmente a las mujeres, que están “prácticamente igual que cuando se declaró el estado islámico”, entre 1992 y 2002.

Señalar que, desde la toma de Kabul hace un año, más de 120.000 afganos salieron del país, de los que unos 2.200 recalaron en España. El número actual de acogidos supera ya los 4.400 migrantes.

Maternidad del-Hospital Provincil de Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badghis gestionado con fondos de la cooperacion española, julio-2009. PEPE DÍAZ

Desde el-principio de la misión las tropas españolas prestaron atención sanitaria a los niños afganos. Darrah-i-Bum, marzo-2012. MIKEL AYESTARÁN
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